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Ficha técnica

Título: Cuentos inquietantes | Autora: Edith Wharton | Traducción: Lale González-Cotta | Editorial: Impedimenta| Encuadernación: Rústica  | Formato: 13 x 20 cm | Páginas: 336  | ISBN: 978-84-15979-99-9 | Precio: 22,50 euros

Cuentos inquietantes

Edith Wharton

IMPEDIMENTA

Leyendo estos relatos, los amantes del escalofrío exquisito se adentrarán en atmósferas subrepticiamente inquietantes que inciden en la falacia de la apariencia haciendo realidad la premonición de Borges: «Cualquier instante puede ser el cráter del infierno».

Los cuentos inquietantes aquí reunidos, buena parte de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera.

Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los geniales relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud.

Y en otros (más desasosegantes si cabe, por cuanto prescinden de lo asombroso) el misterio se oculta en la propia mente, en las ambiguas actitudes de personajes que se nos antojan perturbadores gracias a la pericia de la autora para manejarse en los meandros de su psicología. Una auténtica obra maestra de lo oscuro que se esconde tras lo cotidiano.

 

Prefacio

La retórica del miedo

por Lale González-Cotta

 

A Edith Wharton (Nueva York, 1862-Saint-Brice-sous- Forêt, Francia, 1937), no se le ha reconocido lo suficiente su deslumbrante maestría en la técnica del relato de suspense o de terror. En las acotadas y rigurosas leyes del género halló la autora de La edad de la inocencia el habitáculo idóneo para alojar sus historias mínimas pero impactantes, para recoger los elementos más humildes de la cotidianidad y hacer prender en ellos la llama de la desazón, torciendo prodigiosamente el destino de unos sucesos que se trascienden a sí mismos justo cuando iban camino de fundirse en el caudal de lo prosaico. Los cuentos inquietantes aquí reunidos lo son (parafraseando las muy célebres desgracias tolstoianas) cada uno a su manera.

En un primer bloque integraríamos aquellos que se escoran hacia lo sobrenatural, en la línea de los relatos de fantasmas de Henry James, de quien la norteamericana fue gran admiradora y mejor amiga. En estos cuentos el elemento ultraterreno sobrevuela las páginas de manera casi imperceptible, rehuyendo siempre el efecto visceral, al más puro estilo de esta narradora portentosa: sutilmente escalofriante, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole la gozosa inquietud que ha querido subrayar el título de la presente antología. La ambigüedad de algunos de ellos incluso posibilita dos lecturas de un mismo relato. Conviene recordar que Wharton había sufrido terrores nocturnos en su primera juventud, con lo cual sabía bien a qué atenerse con el miedo: lo que a ella la asustaba entonces, esas incorpóreas presencias que acechan en la oscuridad, nos asustará también a nosotros. Dentro de este grupo se encuentran: «Una botella de Perrier», «La duquesa orante», «El veredicto», «La plenitud de la vida», «Después» o «Un viaje».

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Edith Wharton

Edith Wharton nació en Nueva York en 1862. Su nombre de soltera era Edith Newbold Jones. Su familia era de clase alta, comparable a la aristocracia europea, y consecuentemente recibió una esmerada educación privada. Antes de cumplir los cinco años viajó por primera vez con sus padres a Europa. En 1885, cuando tenía veintitrés años, Edith se casó con Edgard (Teddy) Robbins Wharton, doce años mayor que ella. Se divorciaron en 1913 a causa de las repetidas y públicas infidelidades de su marido, que afectaron mental y físicamente a la escritora y que motivaron que tuviera que ser ingresada en una casa de reposo. A partir de su matrimonio también pasaría parte de cada año en Europa: en Italia primero y en París después, donde se estableció en 1907, en un apartamento en la rue de Varennes donde viviría rodeada de princesas y duquesas, novelistas, historiadores y pintores, hasta su muerte. Durante un tiempo mantuvo un sonado idilio con el periodista estadounidense William Morton Fullerton. Éste era bisexual y alternaba a la escritora con Lord Ronald Coger, Rajá de Sarawak. Ella misma, también bisexual, mantuvo una larga relación con la cantante de ópera Camilla Chabbert, y relaciones esporádicas con la poeta y guionista Mercedes Acosta. Su primera novela, El valle de la decisión, se publicó en 1902: un romance histórico que transcurre en la Italia del siglo XVIII. El año siguiente publicaría Santuario, y en 1905 vería la luz su primera gran novela, La casa de la alegría. En 1907 se estableció definitivamente en Francia, donde se convirtió en discípula y amiga de Henry James. De esta época destaca su novela corta Ethan Frome, una trágica historia de amor entre personas corrientes ambientada en Nueva Inglaterra, que se publicó en 1911. Su obra más conocida es La edad de la inocencia, publicada en 1920 y ganadora del premio Pulitzer en 1921.Edith Wharton está considerada la más genial novelista americana de su generación, admirada por intelectuales de la talla de Henry James, Francis Scott Fitzgerald, Jean Cocteau y Ernest Hemingway. Falleció el 11 de agosto de 1937 en la localidad de Saint-Brice-sous-Forêt, cerca de París. Está enterrada en el Cementerio de Gonards en Versalles.

Obras asociadas
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