
Ficha técnica
Título: Conversaciones con Giulio Einaudi | Autor: Severino Cesari | Traducción: Esther Benítez | Editorial: Trama | ISBN: 978-84-92755-11-0 | Colección: Tipos Móviles | Precio: 20 euros | Páginas: 228 | Formato: 14,5 x 20,5 cm
Conversaciones con Giulio Einaudi
Giulio Einaudi
En estos intensos y generosos encuentros con Giulio Einaudi, el legendario editor italiano, sustrayéndose a su conocida actitud esquiva, recorre la historia de su editorial guiando al lector por el corazón de una extraordinaria aventura intelectual y dibujando un retrato inesperado, muchas veces conmovedor, de sus fundadores y participantes: Leone Ginzburg, Cesare Pavese, Italo Calvino… y junto a ellos un grupo de apasionados cómplices en el trabajo editorial colectivo como Norberto Bobbio, Elio Vittorini y Luciano Foà.
Desmontando y discutiendo pieza a pieza cada parte de este inigualable laboratorio de ideas que fue su sello editorial, Einaudi nos brinda una lección de sorprendente frescura que determina el sentido de un artesanado intelectual que fue único en Italia. Y en este relato entendemos un modo de trabajar, de «hacer editorial», de relacionarse con los autores, las obras y, sobre todo, con los lectores con pasión y curiosidad, con ese buen sentido y respeto que hoy es raro encontrar en aquellas iniciativas que Einaudi llamaba, de manera simple pero eficaz, «editoriales no».
Giulio Einaudi (Dogliani, 1912 – Roma, 1999), hijo de Luigi Einaudi, presidente de la República Italiana a finales de los años cuarenta, fundó la editorial que lleva su nombre en 1933, siendo todavía muy joven. Firme antifascista, participó en la Resistencia italiana y fue arrestado en 1935.
Si algo caracterizó la historia de Giulio Einaudi Editore fue el trabajo en equipo, el gusto por la discusión y el placer por compartir los tiempos y los espacios. Los años ochenta fueron años muy difíciles para la editorial, que aunque no renunció a publicar nuevos autores e iniciar diferentes colecciones, atravesó una gravísima crisis financiera. En 1994, Mondadori adquirió el sello editorial, del que Einaudi fue su presidente hasta 1997.
LA OBRA DE ARTE INACABADA
DE LEONE GINZBURG
CESARI
Pero ¿quién era Leone Ginzburg, a quien tanto hemos mencionado hasta ahora? ¿Sólo el «padre» de la Einaudi, el fundador con el editor, o también «el cerebro y el alma» de la editorial, como ha escrito Natalia en el ya recordado ensayo de Paragone?
EINAUDI
Conviene releer esas otras páginas ya clásicas de Natalia que nos han entregado para siempre el retrato de Leone. «A finales del invierno, Leone Ginzburg regresó a Turín desde la penitenciaría de Civitavecchia», había salido de allí el 13 demarzo de 1936, «donde había cumplido su pena. Llevaba un gabán demasiado corto, un sombrero ajado, plantado un poco de través sobre la negra cabellera. Caminaba despacio, con las manos en los bolsillos; y lo escrutaba todo a su alrededor con sus ojos negros y penetrantes, los labios apretados, la frente fruncida, las gafas de concha negras, plantadas un poco bajas en la gran nariz». Estaba bajo vigilancia especial. El ojo del régimen nunca más se apartaría de él. Cesare Pavese, continúa Natalia, «venía a ver a Leone todas las tardes; colgaba del perchero su bufandita de color lila, su abrigo con martingala, y se sentaba a la mesa. Leone estaba en el sofá, con el codo apoyado en la pared. Pavese explicaba que venía a casa no por valor, porque él valor no tenía; ni tampoco por espíritu de sacrificio. Venía porque no habría sabido si no cómo pasar la velada, y no soportaba pasar las veladas solo. Y explicaba que no venía para oír hablar de política, porque a él la política «le importaba un bledo»». Pasada la medianoche, cuando Pavese, tras agarrar la bufanda y el abrigo, había escapado, «Leone se quedaba aún un rato de pie junto a la estantería, sacaba un libro y se ponía a hojearlo, y lo leía como al desgaire, largamente, con el ceño fruncido. Se quedaba así, leyendo como al desgaire, hasta las tres». Después, un día, «Leone empezó a trabajar con un editor amigo suyo».
Los dos, prosigue la narradora, «intentaron convencer a Pavese de que trabajara con ellos. Pavese se resistía.Decía: «¡Me importa un bledo!…». Le bastaba, para vivir, con la suplencia en un instituto. «Al final se convenció… Se convirtió en un empleado puntilloso, meticuloso, les regañaba a los otros dos por llegar tarde por la mañana y por irse a comer a las tres». Pero ¿quién era Leone Ginzburg, reciente redactor de la pequeña y pobre editorial? «Su verdadera pasión era la política.No obstante tenía, aparte esta vocación esencial, otras apasionadas vocaciones: la poesía, la filología y la historia».
CESARI
Natalia se casó con Leone Ginzburg el 12 de febrero de 1938. Natalia era hermana deMario Levi, que había sido compañero de conspiración de Leone en Giustizia e Libertà. Tenemos un testimonio muy especial sobre esa boda. Benedetto Croce le escribía el 30 de junio de 1937 al editor Laterza: «Mi querido amigo: le dije a Elena que comprase demi parte un regalo para la próxima boda deGinzburg. Elena, dada su familiaridad conGinzburg, le preguntó a él qué deseaba. Y él ha pedido una serie de nuevas obras. Lemando la lista para que se las envíen. Debo pagarlas almenos en parte, ¡porque si no el regalo a Ginzburg se lo harían ustedes, no yo! ¡Y me vería obligado a hacerle otro! Conque secunden mi idea, dejándomelas en lamitad, o sea con el 50% de descuento. Así ustedes no pierden demasiado y yo me quedo con la conciencia tranquila».