Ficha técnica
Título: Contribución a la guerra en curso | Autores: Gilles Deleuze y Tiqqun
| Traducción: Javier Palacio Tauste | Editorial: errata naturae | Colección: Los cinocéfalos | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-15217-18-3 | Páginas: 120 | Formato: 11,5 x 18 cm. | PVP: 11,90 € | Publicación: 13 de Febrero de 2012
Contribución a la guerra en curso
Gilles Deleuze
Al igual que el mayor temor de los líderes sindicales es la emancipación efectiva de los trabajadores, la pesadilla recurrente de los intelectuales es el desenmascaramiento de la verdad: eso les llevaría, de un día para otro, a buscar su sitio en la interminable cola del INEM. Hoy en día, la función del intelectual suele consistir en amenizar con sus parloteos la creación del último evento. Hace algo más de una década se trató de los «atentados terroristas del 11 de septiembre», en la actualidad hablamos de la «crisis». Pero si nos olvidamos de tanta pamplina estéril, recordaremos lo que ya sabíamos: el terror y la crisis son, ante todo, maneras de gobernar. Ante el terror y ante la crisis, la máquina imperial justifica sin dificultad la puesta en marcha acelerada de sus nuevos dispositivos de control. ¿Nuestra respuesta? ¿Nuestra estrategia? Devenir máquinas de guerra anti-imperiales y acumular, clasificar y difundir todos los saberes-poderes que puedan contribuir a este objetivo.
«Tiqqun ha logrado radicalizar y analizar desde una nueva perspectiva los dos temas fundamentales del trabajo último de Michel Foucault: el análisis de las técnicas de gubernamentalidad y los procesos de subjetivación». Giorgio Agamben
¿QUÉ ES UN DISPOSITIVO?
La filosofía de Michel Foucault se presenta a menudo como análisis de «dispositivos» concretos. Pero ¿qué es un dispositivo? En primer lugar es una madeja, una unidad multilineal. Se compone de líneas de diferente naturaleza. Y estas líneas del dispositivo no recubren o rodean sistemas que podrían ser propiamente homogéneos, como el objeto, el sujeto, el lenguaje, etc., sino que siguen varias direcciones, conformando procesos en constante desequilibrio, y ello tanto alejándose como aproximándose unas de otras. Cada línea aparece interrumpida, sometida a cambios de dirección, bifurcada y ramificada, sometida a derivaciones. Los objetos visibles, los enunciados formulables, las energías en funcionamiento y los sujetos en disposición son como vectores o tensores. De este modo, las tres grandes instancias que Foucault estudia sucesivamente, Saber, Poder y Subjetividad, no adoptan en absoluto contornos definitivos, sino que se constituyen como cadenas de variables alejadas unas de otras.
Como siempre, será durante una crisis cuando Foucault descubrirá una nueva dimensión, una nueva línea. Los grandes pensadores tienen algo así como una cualidad sísmica: no evolucionan, sino que proceden mediante crisis, mediante sacudidas. Pensar en términos de líneas móviles era el modo característico de Herman Melville, que operaba a partir de líneas de pesca, líneas de inmersión, peligrosas e incluso mortales. Y hay líneas de sedimentación, dice Foucault, pero también líneas de «fisura», de «fractura». Discernir las líneas de un dispositivo supone, en cada caso, trazar un mapa, cartografiar, medir un territorio desconocido, y a eso lo denomina «hacer trabajo de campo». Es necesario instalarse en las líneas mismas, que no se contentan con conformar un dispositivo, sino que lo atraviesan y lo impulsan de norte a sur, de este a oeste o en diagonal.