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Ficha técnica

Título: Cómo se hizo la guerra de los zombies | Autor: Aleksandar Hemon | Traducido: Eduardo Jordá | Editorial: Libros del Asteroide | Páginas: 336 | Dimensiones: 14 x 21,5 cm. | ISBN: 9788416213696 | Fecha: mayo 2016 | Precio: 23,95 euros | 

Cómo se hizo la guerra de los zombies

Aleksandar Hemon

LIBROS DEL ASTEROIDE

Josh Levin es un aprendiz de guionista treintañero que se gana la vida dando clases de inglés para extranjeros mientras sueña con vender una de sus historias a una gran productora de Hollywood. Su portátil está lleno de ideas para guiones, pero la única que le importa de verdad es una que ha titulado «La guerra de los zombis». Cuando un día llega a su apartamento y se encuentra al casero -un veterano de la guerra del Golfo un poco tarado- hurgando en su colada, decide que ha llegado el momento de mudarse con su novia, la adorable Kimiko. Todo parece ir razonablemente bien hasta que Josh va a una fiesta en casa de Ana, una estudiante bosnia con un marido violento y celoso…

Ambientada en unos Estados Unidos todavía traumatizados por los atentados del 11-s, Cómo se hizo La guerra de los zombis es una hilarante novela sobre un tipo que está convencido de que «uno se puede organizar bien la vida sobre la base de la ausencia absoluta de esperanza y ambición». Un libro aparentemente muy distinto a los anteriores de su autor, pero que ha confirmado a Aleksandar Hemon como uno de los escritores más interesantes del panorama literario internacional.

«Como en las mejores comedias, es imposible no sentir la melancolía que subyace en lo absurdo. El ingenio de Hemon permite que lo emocional no parezca sensiblero.» Francine Prose (The New York Review of Books)

«Hemon es un escritor increíblemente brillante, es imposible no sentirse atrapado no solo por su sentido del humor sino por sus acertadas observaciones acerca de la naturaleza humana. Cómo se hizo La guerra de los zombis es una locura en el mejor sentido de la palabra, y muy pocos autores podrían haber escrito una novela como esta, que hasta en sus momentos más comedidos es auténticamente disparatada. Pero Hemon escribe tan bien que es imposible no dejarse atrapar, no solo por su sentido del humor sino también por sus deslumbrantes observaciones sobre lo que nos hace esencialmente humanos.» Michael Schaub (NPR.org)

«Cómo se hizo La guerra de los zombis no es una novela sobre muertos vivientes; es, en cambio, una novela cómica con CEREBRO. Lo intelectual era esperable de su autor, pero Hemon es también un maestro camuflando lo profundo en lo burlesco.» The Washington Post

«El humor ácido al que nos tiene acostumbrados Hemon se extiende ahora en un relato de trepidante humor negro ambientado en Chicago.» The Chicago Tribune

«Aleksandar Hemon ha conseguido con cinco libros compartir balda y renglón con Nabokov, Jonathan Franzen y David Foster Wallace.» El País

«A menudo Hemon recuerda a Nabokov…pero en el alcance de la reivención lo supera… Tiene un talento asombroso…atractivo…magnífico.» James Wood, The New Yorker

«Hemon es incapaz de escribir una sola frase aburrida.» Gary Shteyngart

«Un escritor indispensable para el nuevo siglo.» Rodrigo Fresán

«Es el mejor escritor de nuestra generación. Su literatura es profunda, ágil, divertida, elegante, cruda, curiosa y aguda.» Colum McCann

 

PÁGINAS DEL LIBRO

Y ahora, ¿qué hago con el chico?, se preguntó Joshua. Todos los sentimientos humanos derivan del placer, del dolor y del deseo, pero lo más importante de todo -podría decirle DJ Spin a Rise- es el ritmo. ¿Y si el chico no decía nada? ¿Qué pasaba si era un tipo de los duros, de los silenciosos? ¿Y por qué tenía que ser una cosa y no otra? Escribir no vale nada si no acarrea la agotadora e irresoluble carga de las decisiones sin consecuencia alguna.

     En el Coffee Shoppe, la tarde fue dando paso al anochecer mientras el proceso de cafeinización de Joshua alcanzaba las mismas cotas que las plantaciones ruandesas de las que procedía su bebida. Y, voilà, ahora ardía en deseos de perderse por la red buscando información sobre Ruanda, con el fin de descubrir algunos hechos relevantes sobre otras culturas y dejar que sus problemas creativos se resolvieran solos. En otros tiempos, antes de que apareciera la red mundial de las tentaciones, existía esa cosa llamada inspiración. Pero después, el espíritu empezó a verse acorralado por las trivialidades y las búsquedas vanidosas. Por fortuna, en el Coffee Shoppe no había conexión a internet.

      De modo que Joshua abrió un archivo con otro guion en per-petuo desarrollo (título: El blues del Hombre Serpiente), en el que un friki de los cómics y un superhéroe retirado (el Hombre Serpiente), que tiene que ganarse la vida de muy mala gana como profesor de inglés en un colegio público, se unen para luchar contra el malvado alcalde de Chicago. Joshua no había decidido aún si debía hacer que el Hombre Serpiente muriera al final o bien que sobreviviera y volviese a dar clases -una actividad realmente heroica en la ciudad de Chicago- y, en tal caso, si iba a regresar en su forma humana u ofídica. El final feliz era sensiblero, pero la muerte deprimente, y a Joshua no se le ocurría nada que pudiera servir como término medio. Por otra parte, ¿cómo diablos iba a luchar un reptil contra el Departamento de Policía de Chicago y su turbio alcalde?

       Demasiado hipoglucémico para teclear una palabra, cosa que tal vez lo condujera hasta la siguiente, tan solo era capaz de percibir el espacio en blanco que se abría bajo la última frase que había escrito (Hombre Serpiente: ¡No hagas eso! Primero deberíamos encargarnos del jefe). Baruch el Pinchadiscos tenía razón: el infinito agota toda la realidad. Pero la finitud tam-bién, o casi. Joshua echó un vistazo al paso de peatones que había frente al Coffee Shoppe, en el que no sucedía nada, hasta que encontró algo de alivio en el hecho de ponerse a imaginar respuestas ingeniosas para el público imaginario de una futura cena con invitados. ¿En qué se diferencia una tienda normal de una tienda medieval? ¿La mujer de Bath de los Cuentos de Chaucer tomaba el té chai con leche de soja? ¿Los baristas que preparan cafés y hablan inglés medieval suelen contagiarse de la peste negra? Etcétera, etcétera.  

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Aleksandar Hemon

Aleksandar Hemon nació en 1964 en Sarajevo, en la antigua Yugoslavia, de padre ucraniano y madre serbia. Se licenció en literatura. La guerra de Bosnia le sorprendió en Chicago, por lo que decidió quedarse en Estados Unidos. En 1995 publicó su primer texto en inglés, idioma que ha escogido como lengua literaria. Es autor de tres novelas: El hombre de ninguna parte (2002), El proyecto Lázaro (2008, finalista del National Book Award) y Cómo se hizo La guerra de los zombis (2015); de dos libros de cuentos: La cuestión de Bruno (2000) y Amor y obstáculos (2009); y del libro de recuerdos El libro de mis vidas (2013).

Obras asociadas
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