Ficha técnica
Título: Catarsis | Autor: Andrzej Szczeklik | Traducción: J. Slawomirski,
A. Rubió | Prólogo: Czeslaw Milosz | Editorial: Acantilado | Colección: El Acantilado, 196 | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-92649-32-7 | Páginas: 208 | Formato: 13 x 21 cm. | Encuadernación: Rústica cosida | PVP: 20 euros
Catarsis
Andrzej Szczeklik
Vivimos en una época paradójica en lo que toca a la medicina: por una parte, nunca antes había estado tan avanzada. En los países desarrollados, gracias a los avances científicos la esperanza de vida prácticamente se ha doblado, las temidas epidemias de antaño casi han desaparecido y la cobertura sanitaria está al alcance de la inmensa mayoría de la población. Pero, por otra parte, el ejercicio de la medicina jamás había estado tan deshumanizado. Andrzej Szczeklik, uno de los grandes especialistas en enfermedades cardiopulmonares, poseedor de una vasta formación humanista, aboga en este espléndido ensayo por recuperar el estrecho vínculo que unía al médico y al paciente desde los albores de la medicina, así como por entender la medicina no sólo como la curación del cuerpo, sino también del alma, del ser humano en conjunto.
La presente obra traza un recorrido magistral por la historia de la medicina, lleno de referencias a la música, la literatura, la mitología o la filosofía. Szczekik desgrana cuestiones fundamentales como la vida eterna, el gen de la longevidad, el poder de la música en la purificación espiritual, el temor al dolor en la sociedad contemporánea, el papel del corazón a lo largo de los tiempos, el origen egipcio de la palabra «farmacia» -que significa «el que protege»-, la serpiente como emblema de la profesión médica o el origen griego de la palabra «catarsis», ligada al proceso curativo del arte y la naturaleza. Este breve ensayo, que conjuga de forma modélica el rigor y la erudición con el afán divulgativo y una prosa amenísima, propone una reflexión acerca de las luces y las sombras de la medicina que resulta ineludible en nuestro tiempo.
«He escrito este libro para mirar de cerca la profesión a la que me dedico y tal vez con la esperanza de despertar el interés del lector, ya que trato temas como la enfermedad y el sufrimiento que, tarde o temprano, nos afectarán a todos. El libro habla del arte de la medicina, es decir, de la capacidad de reconocer las enfermedades y del don de prever o pronosticar su desarrollo. A menudo, el texto hace incursiones en el terreno de la poesía y de la música, lo que obedece a la convicción del autor de que la medicina y el arte tienen un origen común en la magia, puesto que las principales preguntas de ambas derivan de los mitos-esos sueños eternos-, sobre todo de los mitos griegos, y la misteriosa purificación a la que alude el título está presente tanto en la historia de la medicina como en la de la estética, cuyos fundamentos crearon Pitágoras y Aristóteles».
«Catarsis es una restitución brillante de la relación etimológica entre lo sano y lo santo, entre la salud y lo sagrado. Andrzej Szczeklik es catedrático de la facultad de medicina pero es también un experto en ‘la ciencia de los sentimientos’, para retomar la definición que William Wordsworth dio de la poesía. Su libro es erudito, personal y creativo: genera autoridad. Se remonta a los inicios de la medicina y se interroga sobre su oficio. Recuerda oportunamente como el campo de la salud deber estar más relacionado con la caritas que con la economía.» Seamus Heaney, Premio Nobel de Literatura 1995
«Pneumólogo y cardiólogo de renombre internacional, Andrzej Szczeklik reúne en este libro conocimiento y talento artístico.» Sir John Vane, Premio Nobel de Medicina 1982
PRÓLOGO
Czesław Miłosz
Hay dos lados: el del paciente y el del médico. Enfermamos en distintas etapas de nuestra vida, y la de ser paciente es una experiencia común. Pero ¿quién es el hombre que se nos acerca y pronuncia unas palabras de las que dependen tantas cosas? Lo escuchamos, pendientes de esos labios que a menudo dictan una sentencia de muerte. Y hay que reconocer que le atribuimos un poder que tal vez no le corresponda. A nuestro juicio, es un mago, un chamán o, en todo caso, alguien al que su profesión sitúa muy por encima de los simples mortales.
El libro del doctor Andrzej Szczeklik habla del arte de la medicina sin ocultar que se trata de una habilidad proveniente de la magia, una habilidad difícil de definir, puesto que reúne de forma inextricable elementos del arte y de la ciencia. El libro nos revela las innumerables dudas y preguntas que el poderoso mago se plantea en su fuero interno y su tan frecuente pérdida de fe en las propias fuerzas. Sin embargo, el doctor Szczeklik nos acerca al mismo tiempo a una rara avis, al verdadero Gran Médico, aquel a quien sus colegas tributan una admiración casi idólatra porque, a diferencia de ellos, para saberlo todo no necesita más que mirar al paciente.
Este libro nos ofrece también una perspectiva histórica de la medicina, el descubrimiento sorprendentemente tardío de las rarezas del organismo humano. La circulación de la sangre era desconocida hasta que Wiliam Hartley la descubrió a principios del siglo XVII, y la conciencia de que existe lo que llamamos bacterias se la debemos a un hallazgo accidental de Pasteur, quien, en la segunda mitad del siglo XIX, sentó las bases de la inmunología moderna.
Las abundantes referencias a la literatura de siglos pasados constituyen otro gran aliciente del libro. Por ejemplo, el doctor Szczeklik cita a Petrarca, quien hace seiscientos años sostenía que si de un millar de enfermos pusiéramos a la mitad en manos de los médicos, abandonando a su suerte a la otra mitad, éstos tendrían más posibilidades de sanar que aquéllos. Y, en opinión de Henderson, un bioquímico de Harvard, hace muy poco tiempo-apenas desde 1910-que el enfermo que busca la ayuda de un médico tiene algo más del cincuenta por ciento de probabilidades de recuperar la salud. Por lo tanto, algo se ha avanzado desde los tiempos de Petrarca, pero no mucho.
El autor es consciente de que escribe sobre su profesión a la manera de un chamán, es decir, sin revelar todos los secretos, que sólo conocen unos pocos iniciados, ya que la capacidad de hacer un diagnóstico correcto escapa al análisis puramente racional. Además, existen vínculos misteriosos entre el organismo humano y la energía del espíritu y, por consiguiente, existen muchas preguntas sobre el hombre que la ciencia nunca podrá responder. De modo que tal vez el autor esté en lo cierto al usar la palabra katharsis, es decir, purificación, y retroceder hasta los misterios griegos, en los que la corea-una mezcla de danza, música, canto y poesía-servía para purificar las almas. Las referencias a la antigüedad nos hacen pensar en la tradición milenaria de una profesión que desde siempre se ha situado en la frontera entre la vida y la muerte, lo cual tal vez sea lo que la hace tan prestigiosa.
Cabe añadir que el doctor Szczeklik no se limita a dar al tema un enfoque serio y solemne, aunque su humor es seco y sobrio. Por ejemplo, hablando del deber primordial del médico, que es el de salvar vidas, afirma: «Cuando hacía mis pinitos como médico y todo Wrocław estaba paralizado por el invierno del siglo, trajeron al hospital, a eso de las tres de la madrugada, a un hombre congelado. Lo habían encontrado a orillas del Oder, donde la temperatura alcanzaba los treinta y cinco grados bajo cero. El paciente estaba yerto y frío como un carámbano, no respiraba, no le latía el corazón, y el electrocardiógrafo trazaba una línea horizontal totalmente plana. Por aquel entonces, la reanimación era una novedad y no disponíamos de aparatos. Éramos dos: una enfermera y yo. Empecé a practicarle un masaje cardíaco, mientras ella le hacía el boca a boca. Con cada soplo, el cuarto se llenaba de vahos de alcohol de alta graduación. El pulso volvió al cabo de una hora de masajeo, y la respiración, tras dos horas. Al día siguiente, el enfermo abandonó el hospital por su propio pie, no sin antes echarnos una bronca porque se le había extraviado un paquete de cigarrillos Ekstramocne».
Casos como éste constituyen una excepción incluso en la práctica de un profesional con larga experiencia y, sin embargo, son los que nos impulsan a ponerle al médico las honorables vestiduras del mago, aun cuando el paciente resucitado sólo recuerde haber perdido un paquete de Ekstramocne.
El doctor Szczeklik es un médico humanista, por lo que los poetas y los artistas intuyen en él un alma gemela, aunque reforzada con unos conocimientos de microbiología, química y genética que ellos no poseen. Hoy, cuando los progresos de la ciencia han avivado tanto el debate acerca de los límites de la moral, un libro de un médico humanista sensible a estas cuestiones es muy oportuno y responde a una verdadera necesidad.
Cz.M.