Jorge Eduardo Benavides
Vamos a hacer un breve (y nunca mejor dicho) paréntesis en nuestras clases acerca de los discursos o estilos narrativos. Antes de abordar el discurso libre directo -que es el que nos falta- propondremos un tema que nos resulta muy sugerente: el micro cuento, microrrelato o, en palabras de uno de los cultores más exquisitos del género, Juan Aparicio, "relato cuántico". Es interesante esta acepción pues, como saben, de una partícula cuántica sólo se pueden preguntar dos cosas mutuamente excluyentes: cuál es su trayectoria o dónde está. Algo similar ocurre con el micro cuento o el cuento cuántico, pues su rotundidad obedece a una máxima economía que hace imposible preguntarse muchas cosas sobre él so riesgo de que las respuestas lo anulen.
Se le llame como se le llame, el caso es que la esencia del relato hiper breve, su fugacidad, su paso raudo por nuestra lectura es casi como la sombra de un pájaro en pleno vuelo. No es un género reciente y además tiene cultores brillantes, entre ellos el propio Hemingway cuyo brevísimo relato resulta estremecedor y dice así: «For Sale: Baby shoes, never worn.» (más o menos: «En venta: zapatos de bebé, nunca usados.» Y también claro, nuestro paradigmático Augusto Monterroso y su dinosaurio. ¿Qué es pues el relato hiper breve? Es la absoluta condensación de una historia, su puro núcleo, y funciona igual que un organismo más complejo pues tiene personajes, trama, una dirección…pero sobre todo, aunque no siempre, una elipsis. Es decir que en esos casos el centro del micro relato es vacío, sólo sugerido, nada más que alusión -e ilusión- como en el caso del cuento de Hemingway o en el del propio Monterroso, que no trascribo aquí porque me da pereza teclear tanto. Un micro cuento es a veces una semilla, pues bastan unas pocas frases para que el lector adivine qué germinará al terminar de leerlo. A veces su núcleo es también su resolución, como una sorpresiva escena final que termina por reacomodar toda la lectura previa.
La propuesta de la semana:
En esta ocasión no vamos a escribir un relato hiper breve, pero sí algo que se le parece: un epitafio. El epitafio es, en cierto sentido, un relato hiper breve que pretende condensar en dos o tres líneas toda una vida, de manera que qué mejor que intentarlo como si fuera un cuento. Les damos tres opciones para que elijan la que deseen: (1) el epitafio propio, (2) el epitafio de un amigo…o (3) el epitafio de un enemigo: apenas dos o tres líneas. Quizá tan sólo una frase. Y debido a la brevedad del ejercicio, les invitamos a que lo cuelguen directamente aquí en la página, no lo envíen al correo: vamos a hacer de esta sección de comentarios un hermoso camposanto lleno de ingenio. Y ahora sí, queremos que además de colgarlo, nos digan cuál les gusta más. Los esperamos.