Jean-François Fogel
Basta viajar un poco en la blogosfera hispanohablante para ver que se produjo algo excepcional en el sitio cultural de La Nación de Argentina: la entrevista que Juana Libedinsky hizo al escritor japonés Haruki Murakami. Es un trabajo periodístico único. Al pertenecer a un círculo de fanáticos del autor de Norvegian Wood (la novela se llama Tokio Blues en la versión española) tengo que reconocer mi sorpresa. Nunca había leído a un Haruki tan entregado, hasta atrevido, en confidencias íntimas. Nunca también había visto tantas fotos de un autor secreto.
Claro que hay algo sobre si Manuel Puig con relación a Borges, etc., que es el producto del contexto argentino de la publicación de la entrevista. Pero todo lo demás es de un interés universal para los aficionados del autor. Haruki Murakami cuenta su reciente participación en el triatlón de Honolulu: hace decir que más allá del maratón ahora compite en natación y ciclismo.
La noticia exclusiva es su compra de la casa utilizada para el rodaje de la primera parte de la serie de televisión Lost (perdidos), en Hawai, por mera afición a la historia de los sobrevivientes de un crash aéreo. Pero sobre su arte, la visión de sí mismo, su ubicación entre los otros escritores hay muchas cosas en una entrevista que se parece a un regalo fabuloso. Unas muestras:
LA VISIÓN DE SU AUTO-PROMOCIÓN
“Tengo pánico a convertirme en una celebridad y tomo todas las medidas necesarias para que eso no ocurra. Nunca aparezco en la televisión, no voy a las fiestas -odio las fiestas-, no doy charlas, no tengo amigos famosos, no tengo amigos escritores, no aparezco en librerías para firmar mis libros, no uso Armani sino shorts y zapatillas siempre, y no dejo que me saquen fotos ni suelo dar entrevistas salvo casos como este.”
LA ESCRITURA COMO MÚSICA
“El ritmo es lo más importante porque es la magia, lo que invita a la audiencia a bailar y lo que yo quiero son lectores que bailen con mis palabras. No quiero que entiendan mis metáforas ni el simbolismo de la obra, quiero que se sientan como en los buenos conciertos de jazz, cuando los pies no pueden parar de moverse bajo las butacas marcando el ritmo.”
EL RECHAZO DEL ESTATUS DE INTELECTUAL
“Yo no soy un tipo inteligente, de gustos sofisticados: me gustan las buenas historias y punto. Si una buena historia está en un libro o en la televisión, para mí es lo mismo, la admiro. Pero a las cosas intelectuales sin una buena historia detrás no los admiro, porque no tengo gustos académicos: antes de ponerme a escribir tenía un bar de jazz donde yo preparaba los sándwiches y servía los tragos hasta la madrugada. Soy un mero trabajador, que disfruta de la cultura popular, mientras que la mayor parte de los escritores son unos esnobs que ni a mí me gustan ni yo les gusto a ellos.”
LA FALTA DE PERJUICIO HACIA LA CULTURA POPULAR
“… la cultura pop es como el agua, y con algo tan simple como abrir la canilla podemos tomarla para nutrirnos. Es tan imposible escapar de ella, como del aire que respiramos. Todos comemos una hamburguesa de McDonald s, miramos la televisión o escuchamos a Michael Jackson. Es algo tan natural que ni siquiera nos paramos a pensar que todo eso es cultura.”
SU MANERA DE TRABAJAR
“Básicamente correr es parte de mi rutina como escritor, y escribir es parte de mi rutina como corredor.”