Jean-François Fogel
En Cuba abundan los chistes cuya arquitectura son frases "baja el telón" -"sube el telón" para dividir una narración en etapas distintas. Es una manera de decir que la vida es un teatro. Cada vez que "sube el telón", se destaca una realidad que ocupa todo el escenario. En el caso de América Latina, acaban de levantarse tres telones.
1. México: después de anunciar operaciones de la policía y del ejército, de pactos entre políticos, viene una noticia transparente. El estado de Michoacán está ofreciendo a sus agentes y a sus guardias de penales precios especiales y financiación ventajosa a través de un programa de hipotecas. En otras palabras, se reconoce que el problema de la violencia es en realidad el problema de la corrupción de policías comprados por la plata del hampa. Sube el telón y vemos que la guerra entre policías y narcotraficantes es en realidad una guerra entre carteles de la droga.
2. Venezuela: Human Rights Watch publica un estupendo informe sobre Una década de Chávez. Es un examen completo, exhaustivo de la gestión de los derechos políticos por el presidente de la República Bolivariana. Consecuencia de este frío análisis de un régimen: expulsión de la delegación de Human Rights Watch que se encontraba en Caracas. Sube el telón y vemos que Hugo Chávez no sabe cómo enfrentarse con un balance real de su actividad.
3. Bolivia: el presidente Evo Morales nombró a un prefecto interino para el departamento de Pando: el contraalmirante, jefe de estado mayor de la Fuerza naval Landelino Bandeiras. En otras palabras un oficial de una fuerza sonada, pues Bolivia no tiene acceso al mar, ocupa la posición de un civil. Sube el telón sobre la provincia más tensa de Bolivia y vemos que Morales impone la fuerza más abstracta, entonces absoluta, a una población en búsqueda de un equilibro en el país. (Hay que leer este artículo del diario Clarín de Argentina para entender el nivel de violencia en Bolivia: nombrar a un militar para mantener el orden es utilizar aceite para apagar un fuego.)