Jean-François Fogel
La Société des Gens de Lettres (SGDL) en Francia es una vieja institución que se dedica a defender los derechos de los autores, repartir un poco de plata de ayuda social y entregar premios. Su sede es un palacio parisiense, en la Rue St Jacques, el Hotel Massa, que recuerda cómo Francia fue un lugar exquisito hace un par de siglos. Al entregar ayer sus premios de primavera había como siempre galardones para todo, novelas, poesías, traducciones, etc., y también multimedia.
Lo interesante en el trabajo del ganador del premio multimedia Philippe Boisnard es que no se puede negar su dimensión de poeta. Hace poesía. La compilación de sus trabajos viejos, en su viejo sitio, hace pensar directamente en la poesía de Guillaume Apollinaire cuando se dedicaba a hacer lo que él llamaba (neologismo suyo) «calligrammes», es decir, escritura que configura una forma inteligible como el retrato de una mujer con un sombrero.
Tarde o temprano será necesario plantear el problema de la utilización de la página electrónica como soporte de la poesía. La tecnología Flash permite poner hojas una por encima de la otra sin un orden preciso, es decir, sabiendo que es el lector el que determina el orden de la lectura.
Boisnard, al recibir su premio, puso en su nuevo sitio enlaces hacia varios de sus trabajos donde el papel del vídeo es muy importante. No lo veo como gran artista, más bien como un pionero. Georges Brassens, el poeta que utilizaba la canción como herramienta, escribió una malísima obra de teatro que tenía un título encantador Los enamorados que escriben sobre el agua. De eso se trata: escribir poesía sobre el agua del ciberespacio.