Jean-François Fogel
Con todo respeto para el maestro Gabriel García Márquez, hoy le robo un título pues no hay otra manera de contar la historia del capitán del ejército colombiano, Leonardo Nur Rancel. Desapareció durante cuatro años. Ya no existía. Fue declarado muerto después de su secuestro por un grupo guerillero también desaparecido, el Ejército Revolucionario Guevarista.
Ayer, el diario El Tiempo de Bogotá, contaba su fenomenal historia. Es una historia descomunal, incluso en un país que no conoce límites ya no en el realismo mágico, sino en la política mágica, mezcla de violencia y de democracia formal. Hoy, el Nuevo Herald de Miami da más detalles. Leonardo Nur es un náufrago que sobrevivió. Náufrago entre los hombres. Náufrago en la naturaleza. Náufrago hundido en la historia de un continente.
Los soldados japoneses perdidos en la selva de las islas del Pacífico después de la Segunda Guerra Mundial son figuras remotamente parecidas a este colombiano atado a un árbol en el momento de su rescate y esperando un tiro en la cabeza. Su semblanza obvia es con Edmond Dantes, el héroe del Conde de Monte-Cristo, saliendo del mar vivo a pesar de su muerte reciente. Leemos la noticia como una promesa literaria. La de tener la historia de otro Luis Alejandro Velasco, el marinero hundido en el mar y rescatado por Gabriel García Márquez en una hazaña periodística de alto alcance literario. Leonardo Nur es una oportunidad para repetir la proeza. Con una historia más que rica, doble: náufrago de un rehén y náufrago de un ejército guerillero. Todos los lectores esperan. ¿Quién se atreve?