Jean-François Fogel
Ya se vota en EE.UU. y la prensa actúa sin vergüenza en todas partes al vendernos como una pelea entre McCain y Obama lo que no es más que la tan esperada jubilación del peor equipo republicano desde la creación de un estado federal en América del Norte. Lo importante no es lo que viene en los próximos días sino lo que vendrá después, en el momento de limpiar una catástrofe a muchos niveles (finanzas, diplomacia, seguridad, etc.).
Lo que se debe notar en este momento de gran esperanza es que no hay nada que ver con relación a América Latina. Ni se habla del famoso "patio trasero" de Washington. Desde el 11 de septiembre y las catástrofes de Irak, Pakistán-Afganistán, lo que pasa en América Latina es sobre todo un asunto de los propios latinos. Para mí es una buena noticia. Leí con gran interés las recomendaciones de Michael Shifter (responsable de la ONG Interamerican Dialogue) para la nueva administración. Es un largo texto en inglés pero, por el momento, es lo mejor que hay y merece un resumen en unos puntos.
Ya no hay patio trasero.
El problema número uno para EE. UU. en América Latina, muy por encima de las provocaciones de Chávez, es la falta de seguridad en México. Este país no es el patio trasero sino la puerta de atrás y no se puede permitir tanto descontrol interno.
La crisis financiera es una crisis para México, América Central y la parte del Caribe que dependen de las remesas desde EE. UU.
Brasil y Chile son fuerzas que avanzan sin preocuparse tanto de lo que pasa en Washington. Tienen sus alianzas, sus negocios, su visión y su autonomía financiera.
Argentina, Perú, Paraguay y Cuba son casos aparte: su evolución interna es difícil de anticipar y allí Washington no puede influir en la escritura del guión del futuro.
Chávez hace grandes construcciones (diplomáticas, económicas, ideológicas, etc.) pero es también un gran soñador que será derrotado por la realidad.
En fin, América Latina espera muy poco de Washington. Y está bien. Si miramos la lista de los asesores en política internacional de Barack Obama (cuya victoria me parece previsible al contrario de lo que intenta decir la prensa para mantener la mala película de la elección hasta el final) vemos que no incluyen a especialistas de América Latina. Aún más: los dos que saben algo de la otra América (Daniel Tarullo y William Daley) se pronunciaron en contra de los acuerdos de libre comercio. En el patio trasero nadie espera que EE. UU. abra su puerta de atrás.