Jean-François Fogel
Francia habla mucho de México en estos días. Primero por el evento que viene: el salón del libro. Abre el viernes en París. El invitado de honor este año es México. Un México clásico como lo muestra la figura estrelar del evento: Carlos Fuentes. Ha dado una buena entrevista a Le Figaro, hablará el miércoles en la Biblioteca Nacional. Es el Fuentes de La región más transparente, un escritor con raíces en un país real.
El México real molesta a los franceses. No aceptan la condena a sesenta años de cárcel de Florence Cassez, una francesa que tenía como novio al líder de un grupo de secuestradores mexicanos . Hay una verdadera campaña de prensa en Francia para resolver la situación de esta francesa que dice ignorar las actividades de su ex-novio.
De manera extraña este tema es el gran tema de la visita de estado en México que empieza hoy el presidente Sarkozy: ¿puede Florence Cassez volver a Francia para vivir en una cárcel más cómoda? Es un rompecabezas para Sarkozy y Calderón, pues la ley es la ley y la justicia es necesaria en un país dolido por tantos secuestros. Parece imposible una medida de clemencia para la cómplice de secuestros. Ni la estancia de Sarkozy con su esposa en un hotel de lujo del estado de Colima conseguirá distraer la atención de la opinión pública. El destino de la francesa es ahora más importante que el futuro del comercio entre los dos países y, por supuesto, que las letras mexicanas.