Jean-François Fogel
Lo que más me impresiona al entrar en una librería parisiense en estos días es el cambio. Los libros que figuran en las mesas no se parecen a los que estaban antes de navidad. Como si la verbena de la noche vieja fuese una oportunidad para limpiar por completo los lugares y empezar de nuevo. Ahora, hay dos «rentrées» en la vida editorial: la de septiembre/octubre, preludio a la entrega de los premios literarios. Y la de enero. Es impresionante: en el otoño se anunciaba la publicación de 676 novelas. En este principio de año se habla de 558, incluyendo 211 en forma de traducciones de otros idiomas.
Desde el mundo hispanohablante vienen libros de Jorge Volpi (El jardín devastado), Roberto Bolaño (El secreto del mal) y Reinaldo Arenas (Cartas a Margarita y Jorge Camacho, con prólogo de Zoé Valdés), lo que hace decir que esta «rentrée» es ya tan potente como la otra.
Pero claro, como en todos los sectores de la vida francesa, sigue siendo Nicolás Sarkozy el que tiene el mayor protagonismo. Primero, hubo un discurso del presidente anunciando más plata para la cultura, lo que no es poco en tiempo de crisis. Pero lo más sorprendente es su anuncio de la creación de un «Consejo para la creación artística» que tendrá como presidente al… propio Sarkozy. Lo anima el productor Marin Karmitz. Un presidente que se compromete con la creación artística es algo que se ve sólo en Francia, y con Sarkozy.
Vale la pena leer una entrevista con Karmitz en el sitio de Le Monde por su manera de borrar la crítica a su compromiso con la derecha.
Dice Karmitz: «empecé a preocuparme cuando Mitterrand hizo a Berlusconi la oferta de hacer una televisión privada en Francia».