Jean-François Fogel
De lectura imprescindible son las reflexiones del comandante en jefe Fidel Castro Ruiz sobre la salida del poder cubano de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, dos miembros del consejo de estado y del buro político. Desde su suite en el hospital Cimeq el ex (?) líder se despide de sus dos compañeros con su clásica ternura: La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno.
Tanto la carta de despedida de Lage como la de Pérez Roque recuerdan a un puro estilo estalinista: obligar los castigados a decir gracias en el momento del castigo.
Se habla mucho de la significación de estas destituciones. El corresponsal del Pasó en La Habana dice que Raúl Castro quiere tener su propio gobierno con sus hombres. Es una explicación. Otra, que no es contradictoria, es que se prepara al choque Obama con una guardia de veteranos duros que no puedan alimentar la más mínima sospecha de adaptarse a un cambio. El choque Obama es el próximo anuncio, según me dice una buena fuente, de una entrada sin límite de las remesas y diversas ayudas de los cubanos del exilio a sus familiares en la isla.
Se puede entrar en el análisis de la hermenéutica de la prosa del comandante en jefe, pero por el momento me gusta recordar que no existe de manera duradera una miel del poder para el político que ocupa la posición número tres del poder, detrás de Fidel y Raúl, en la isla del socialismo caribeño. Lo interesante es que se alarga la lista de los que sonaron con suceder a los hermanos antes de vivir la vieja suerte: salir sin llegar nunca. Aquí viene la lista desde que empezó el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas:
1. Osman y Cienfuegos Gorriarán
2. Carlos Aldana Escalante
3. Robertico Robaina
4. Carlos Lage y Felipe Prez Roque
¡Lo nuevo es que ahora van por dos!