Jean-François Fogel
Da una idea del peso de la economía como rama de las ciencias humanas la discreción que acompaña la muerte de Milton Friedman. Nada que ver con la muerte de un Foucault o, más cerca de nosotros, de un Derrida. Pero hay que reconocerlo: hubo dos grandes economistas en el siglo veinte. Dos personas que modificaron la manera de entender la dimensión económica y financiera de las actividades humanas: John Maynard Keynes y Milton Friedman. Ambos crearon paradigmas, es decir visiones tan compartidas que se utilizaron tanto para implementar políticas como para dar cursos en universidades.
Keynes fue el hombre que propuso una manera de salir de la crisis de los años veinte: con un papel más fuerte del Estado en la economía. Su herramienta se llama «multiplicador de inversión». La biografía de Roosevelt escrita por Conrad Black demuestra de manera contundente que lo que utilizó EE. UU. para combatir la crisis del 29 no fue una politica «keynesiana», pero no importa. Keynes fue el visionario de las nuevas políticas económicas y del sistema financiero internacional coronado por el FMI.
Por su parte, Friedman fue un hombre que propuso una solución para salir de la mezcla de estancamiento e inflación de los años setenta en varios países occidentales: con una presencia reducida del Estado dentro de la economia. Su herramienta se llama «control de la masa monetaria». Varios trabajos de Robert Solow (Nobel de Economía, como Friedman) demuestran de manera contundente que lo que utilizaron tanto Margaret Thatcher en el Reino Unido como Ronald Reagan en EE. UU. no fue finalmente una política «monetarista» sino viejas recetas de Keynes, pero no importa. Friedman fue el visionario que consiguió acomodar en un planteamiento único el funcionamiento de la economía real, donde se venden y se compran cosas, con los circuitos financieros.
La figura de Friedman fue odiada por todo lo que pinta algo de izquierdismo en el mundo y creo que esto explica su discreta salida y la ausencia de artículos mayores en la prensa latina. Nunca se considera a la economía, que es una parte fascinante del pensamiento humano, como a la historia o a la psicología. La ciencia económica vive bajo la sospecha de ser una herramienta para los empresarios, los más ricos, y los jefes de gobierno.
Hice mis lecturas de necrológicas de Friedman por la mañana y descubrí en el San Francisco Chronicle un excelente artículo que establece la buena fe del economista: en este caso, reconoce que Reagan no utiliza sus teorías en su supuesta política del «reaganomics». El mejor artículo de la prensa anglosajona lo publica el Times de Londres a pesar de demostrar así la pérdida de liderazgo del inglés Keynes. El Financial Times es aburrido. El New York Times ofrece una escritura de suma fluidez para hablar de políticas y de teorías.
Ahora bien, explico lo que quiero decir: la economía es la fuerza más importante de nuestras sociedades, pero seguimos utilizando nuestras lecturas sobre la historia o la sociología para decir lo que pasa. Al final, ganan los empresarios, los más ricos y los jefes de gobierno. Es lo que se lee en todas las novelas: los que ganarán son los que ya ganaron.