Jean-François Fogel
Tengo que citar una frase del último gran discurso de Fidel Castro Ruiz, pronunciado el 17 de noviembre de 2005 por el aniversario 60 de su ingreso a la Universidad de La Habana. Esta frase, la tenía apuntada para un día como hoy donde se comenta su salida del poder. Es una muestra de orgullo insuperable. Es la frase de un hombre que suena como si fuese a vivir más allá de su muerte y lo hace citándose a sí mismo: "Una vez dije que el día que muera de verdad nadie lo va creer, podría andar como el Cid Campeador, que ya muerto lo llevaban a caballo ganando batallas".
La gran batalla de Fidel ahora es la clásica lucha de un jubilado en contra de la enfermedad. Ya no puede hacer nada para mejorar su posición en la historia. Desde el verano de 2006, cuando en un vuelo al amanecer entre Cienfuegos y La Habana explotaron sus entrañas, es un hombre condenado a escuchar las valoraciones de los otros sobre su reinado. Por ejemplo, un párrafo escrito con prisa por Jorge Domínguez, el mejor "cubanólogo" de EE. UU., publicado en Foreign Affairs en español (octubre-diciembre de 2006) en un intento de balance final de la vida del ahora excomandante en jefe. Es la segunda cita que quiero hacer: "¿Fue cruel? Sí. ¿Atropelló al poder público? Sí. ¿Cometió crímenes en nombre de la revolución, la patria, la soberanía nacional y el socialismo? Sí. ¿Fue un obstáculo para la prosperidad de los cubanos, el ejercicio de los derechos humanos de ese pueblo y la realización de una democracia plena? Sí. Y, la historia, ¿lo absolverá, como dijo en 1953 que así sería? No."
Fidel sale del poder para ir al vacío de la jubilación, tal como recuperó el poder, hace medio siglo, en un vacío total de la vida pública. Hart Philips, la corresponsal de The New York Times en La Habana, no se equivocó al escribir, en el diario del 2 de enero de 1959, que se trataba de un proceso de jubilación de una ocupación del vacío por otro, con un primer párrafo cuidadosamente compuesto. Es la tercera cita: "Fulgencio Batista renunció ayer como presidente de una Cuba trastornada por la rebelión y se fue para el exilio en República Dominicana. Las fuerzas rebeldes de Fidel Castro se movieron de manera tranquila para tomar el poder a lo largo de la isla."
Fidel llegó al poder no a través de una victoria de sus guerrilleros (había varios movimientos de rebelión en la isla y las ciudades mantenían una vida bastante normal) sino por la huida de un sultán tropical: Batista cayó. Nada que ver con lo ocurrido ayer en el palacio de las convenciones de La Habana. Fidel se va al vacío pero sigue un Castro después de Castro. No se comprueba lo que era la anticipación de Reinaldo Arenas en 1974 en Adiós a Mamá (Tusquets editores): "Ahora que Fidel Castro cayó, lo tumbaron o se cansó, todo el mundo habla, todo el mundo puede hablar. El sistema ha cambiado otra vez. Ah, ahora todo el mundo es héroe. Ahora todo el mundo resulta que estaba en contra. Pero entonces, cuando en cada esquina había un Comité de Vigilancia…"