Jean-François Fogel
Hay que saber muy poco de lo que es Venezuela y de lo que es la historia contemporánea de América Latina para pasar por encima del discurso del presidente Hugo Chávez Frías en su programa «Aló Presidente» del domingo. Tanto en el cable de una agencia reproducido por El Nuevo Heraldo de Miami como en el artículo del diario El Universal de Caracas se ve la misma figura de un líder que habla a su país de suicidarse. No entregar petróleo crudo a EE. UU. sería para Venezuela un suicidio (representa la mitad del producto interior bruto del país).
Chávez reacciona a la noticia de las demandas en justicia del grupo americano Exxon: una congelación de activos de la empresa petrolera estatal PDVSA empezó en varios países. El estado venezolano tiene una enorme indemnización pendiente con Exxon desde las nacionalizaciones del año pasado y Exxon «congela» activos para asegurar el pago. Siempre ha dicho Chávez que va a pagar. Ahora, los gringos le pasan la cuenta.
Ahora no es cualquier momento sino unos meses después de la derrota del chavismo en el referéndum sobre la construcción del socialismo. Y tampoco Exxon es cualquier empresa: representa el 2% del capital invertido a través de la bolsa de Nueva York y se llamaba Esso cuando las relaciones entre la revolución castrista y Washington se fueron al carajo. Es decir, que la empresa tiene peso y una historia de pelea con vecinos del sur. Estamos en un momento de definición de la historia con un presidente acorralado y un poder económico gringo que ahoga un poder político latino. Adivinando lo que tenía que ocurrir, Michael Shifter, el vice-presidente del Inter-American Dialogue, publicó en inglés, hace unos días, un excelente artículo sobre los primeros síntomas del agotamiento de la influencia de Chávez en América Latina. Hay que leerlo para entender el eco internacional de lo que se pone en marcha. Cuidado: es un momento de suma tensión, de gran peligro, pero el llamamiento de Chávez al suicidio económico de su país puede ser, tal como lo escribe Shifter, la renuncia del continente al camino abierto por el líder bolivariano con la plata del petróleo.
Recuerdo que existe en el archivo del New York Times un artículo fenomenal sobre PDVSA y sus dificultades. Lectura ineludible para entender las dificultades de la empresa.