Jean-François Fogel
El public editor de The New York Times es lo que se llama "defensor del lector" en la prensa hispana, un hombre que interviene cuando los lectores no reciben de su diario lo que esperan en el momento de la compra. Clark Hoyt, que es el public editor del diario neoyorkino, opina que los lectores en el momento de leer la reseña de una autobiografía tienen derecho a saber si se trata de un relato fidedigno de hechos reales.
Se escandaliza al descubrir que una historia de malos tratos y abusos de una chica, Love and consequences de Margaret B. Jones, es una obra de ficción. Lastima, como lo hizo Michiko Kakutani, que es la crítica más famosa del diario, aunque destacó la calidad del libro.
La autocrítica violenta del diario viene después de un artículo que recopila casos recientes de abusos de lectores a través de cuentos falsificados. Y se trata de algo muy preocupante, pues el defensor del lector indica de manera muy clara que corresponde a los críticos comprobar la autenticidad de los hechos en los libros autobiográficos. Ya lo escribí en este blog, esto es una visión equivocada de la literatura. Escribo esto teniendo al lado un librito: Le cahier rouge (El cuaderno rojo, Editorial Periférica en España) de Benjamin Constant. Empieza por un "Nací el 25 de octubre de 1767…" que lo ubica de manera definitiva en el género de la autobiografía. Su narrador va con una velocidad tremenda de Lausana a Edimburgo, bebe, ama y vive sin reposo. Italo Calvino lo describe así: "uno de los libros de memorias más divertidos que he leído, la novela que, cuando fui joven, y si hubiera sido ciudadano de otro siglo, me habría gustado vivir y escribir".
¿Es cierto lo que cuenta Constant? Parece que falta por completo a la veracidad, aunque su autorretrato es de lo más auténtico. Es decir: es literatura, y de la más grande. Le cahier rouge siempre se clasifica con "Adolphe", que es una novela, aunque cuenta la relación de Constant con Mme de Stael. ¿Dónde está la verdad cuanto tenemos a un buen escritor? Hay tantas pruebas de la necesidad de superar los hechos y hasta la Historia con el soplo de la literatura. Un ejemplo: el 11 de diciembre de 1969 André Malraux visita por última vez al general De Gaulle. De esta entrevista de unas horas sale un libro, no un artículo, un libro: Les chênes qu’on abat (Aquellos robles que derribamos). Un "magnífico libro detestable", dice Mario Vargas Llosa. "No hay nada como un gran escritor para hacernos pasar gato por liebre".
El retrato de De Gaulle es magnífico y el manejo de los hechos es detestable. ¿Pero qué dice Malraux al empezar su monumento a la gloria de De Gaulle?: ce livre est une interview comme la Condition humaine était un reportage, c’est à dire pas du tout: (este libro no es de ninguna manera una entrevista tal como la Condición Humana -novela, premio Goncourt de1933- fue un reportaje). En un libro la autenticidad prescinde de la veracidad.