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Paris no se acaba nunca

Por 17 de abril de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

 

 

No tengo claro que sea una metáfora. No se acaba nunca y, además, no es fácil salir. Cómo si estuviéramos en una película de Buñuel, pero sin religión, sin México y sin espacios cerrados. Presos en París. Hay torturas peores. Tuve la precaución de traer el libro de Vila- Matas,  el último de su etapa francesa y anagramática. La seducción irlandesa aún no había llegado a su vida escrita.

Ese libro de Vila- Matas sigue siendo una imprescindible guía para paseantes mitómanos, letraheridos y otros perplejos perdidos por una ciudad que nunca terminamos de conocer. En compañía de la guía y  de uno de sus amigos parisinos, el fotógrafo Daniel Mordzinski- hablaré de sus fotos de escritores de las tres orillas- recorrimos algunos no santos lugares de algunos escritores seducidos por Paris. Antes de comenzar nuestro paseo nos habíamos encontrado con Jean Paul Belmondo en una mesa de la brasserie Lipp, en Saint Germaine de Pres. Todos los rincones son memoria de vidas, de muertos tan presentes en nuestros recuerdos. Vivo al lado de la casa dónde conocieron amores y desamores Romain Gary y Jean Seberg. Paris siempre me pone "a bout de souffle".

En compañía de dos escritores, Héctor Abad Faciolince y Juan Villoro, hicimos rápido inventario repasando algunos de los escritores que alguna vez pasaron por Paris por razones literarias, por encargo del Instituto Cervantes, del quijotesco Enrique Camacho. La lista no se acaba nunca. El encuentro fue el mismo día de Abril y jueves, pero sin aguacero, en que murió César Vallejo. Me gusta esta  ciudad que sigue siendo un laberinto lleno de escritores vivos y muertos. Cada uno en su tumba, en su nicho o en su cementerio de vivos sin sepultura. Me gustaría encontrar al muy vivo y oculto Pierre Michon y ser como una tumba, no decirle nada. Una buena relación para nuestra corta eternidad.

Se está celebrando el Salón del Libro Antiguo. Como siempre lleno de joyas que nunca tendremos. Nunca seremos Joaquín Sabina. Una foto está siendo la estrella del Salón. Un inédito retrato de Arthur Rimbaud. Un hombre treintañero que parece mayor. Una insólita imagen que nada que ver con esa de sus 17 años, ese icono de rebeldía poética  que el fotógrafo Carjat dejó fijada en celebre imagen del joven poeta. Ahora nos encontramos a un hombre maduro, alguien que sin duda ha conocido temporadas en infiernos, que ha tenido otras vidas y que posa en un grupo de tipos que nunca hubieran sido sus amigos en la terraza de un hotel colonial africano. Su rostro tiene una melancolía de tiempos perdidos. Un hombre más triste que feliz, un comerciante, un aventurero en Yemen, un traficante que, en compañía de otros, deja pasar el tiempo en una terraza de Aden, en Abisinia.

Volví al libro de Vila Matas para encontrar lo que escribió sin tener claro si quería ser Rimbaud o  Mallarmé. Años jóvenes en que la Duras le inquirió sobre su destino cómo escritor. Posiblemente hoy, después de ver esa foto de Rimbaud, sepa si de verdad hubiera querido ser ese hombre que dejó la escritura por la extraña aventura de ser un triste adulto en algún lugar de África. Después de esa foto, ¿es mejor ser Mallarmé?

Sobre Rimbaud en esos tiempos en Aden dijo Vila- Matas: "quien había escrito que le gustaban el humo y los licores fuertes se había convertido en África en un hombre avaro e hipócrita: "Solo bebo agua, quince francos al mes, todo está muy caro. Nunca fumo"

Quiero sentir cerca a ese hombre que dejó todo. Quiero entender su desconocido retrato. Hace mucho tiempo le siento cercano. Nacimos el mismo día, con la diferencia de casi un siglo. No es tanto. Siempre me quedará Abisinia.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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