Javier Rioyo
Con placer leo los acontecimientos culturales preferidos por determinados críticos en un suplemento cultural. Digo con placer porque muchos de los elegidos "mejores del año 2007", coinciden con mis gustos. A uno le gusta encontrar complicidades y afinidades, aunque no sean las electivas.
Por ejemplo, en la lista de las películas españolas más valoradas, la primera una desnuda, hermosa, doliente y poco complaciente película de Jaime Rosales, "La soledad". La preferida por los críticos y una de las más ignoradas por el público. Esperemos que tenga otra vida con sus candidaturas a algunos premios Goya.
He dicho que "La soledad" es una de las películas más ignoradas del cine español porque hay otras que ganan en fracaso de taquilla y espectadores. Por ejemplo, las otras tres elegidas por los críticos: "Yo", de Rafa Cortés, "En la ciudad de Silvia" de José Luis Guerín y "El silencio antes de Bach" de Pere Portabella. Casi marginales en su distribución, con muy pocos espectadores y sin embargo tan meritorias, tan originales y, espero, tan duraderas en el tiempo. Una vez más los críticos caminan por un lado y los públicos van por el contrario. No es nuevo. Y seguirá pasando.
También me alegran las elecciones en literatura. Reconforta que el libro de poemas más valorado haya sido el de Juan Antonio González Iglesias, "Eros es más". Y que cerca caminen "La familia nórdica", de José Luis Rey, "Casa de misericordia" de Joan Margarit o "Dinero" de Pablo García Casado. Ignoro si venden mucho, no lo creo, pero sí que sus lectores se van ampliando, que también dentro de años podremos volver a ellos y sentir emociones.
Y una de las grandes alegrías es la lista de lo mejor de nuestra narrativa para los críticos- para "unos pocos críticos"- porque, en algunos casos, y esperando que sí sirva de precedente, coinciden las ventas con la con la calidad. Me alegra que la novela de Almudena Grandes, "El corazón helado", una obra redonda, la mejor de sus novelas, sea además de un best seller, la segunda más valorada por la crítica. No importa tanto si es primera o segunda, sí que en ella coinciden los críticos y los lectores de novela. Como una alegría literaria produce ver entre los más considerados a Javier Marías, también gran vendedor y de innegable calidad. Un escritor de referencia. Como lo es, desde hace muchas novelas, el primer colocado de ésta lista, Rafael Chirles y su última novela "Crematorio". Narrando nuestra propia, cercana y reconocible degradación y consiguiendo lectores y traducciones. Espero que crezcan, que aumenten. Es uno de nuestros mejores narradores. Y por esa lista están los "clásicos" Luis Mateo Díez- emocionante su novela "La gloria de los niños", más cerca de Corman MacCarthy que ningún escritor español- Luis Landero, Belén Gopegui o José María Merino. Todos con muchos, nunca demasiados, lectores.
También queridos por la crítica, y espero que cada vez más por los lectores, son Jordi Soler. Vuelve a acertar con su novela de familiares memorias mexicanas. Y Ricardo Menéndez Salmón, con su pequeña gran joya literaria, su narración sobre un soldado nazi, "La ofensa". De Menéndez Salmón hay que esperarlo todo. Más allá de su realidad en libros dispersos, periféricos y no fáciles de encontrar como "Los caballos azules", "Panóptico", "La filosofía en invierno" y otros relatos y novelas que andan por esas librerías del diablo. Busquen sus libros. No creo que sea un gran vendedor, pero sí es un gran escritor. Como Gonzalo Hidalgo Bayal, un culto, raro y excelente escritor universal "de provincias".
Podía citar unas cuantas novelas que me han gustado. Creo que me estoy pasando de recomendaciones. Otro día seguiremos hablando de lo que nos gustó del pasado año. No quiero olvidarme de la anual cita con Vila Matas, "Exploradores del abismo". Ni el feliz descubrimiento de Javier Pérez Andujar, con esa novela de barrio y recuerdos juveniles, "Los príncipes valientes". Ni quiero ni puedo terminar sin citar una de las más emocionantes prosas del pasado año, la del veterano Juan Cruz con su novela/memoria buscando a su padre,"Ojalá Octubre". Ojalá siga escribiendo de esa manera y por esos caminos del pasado más o menos feliz. Hay otras novelas, otras películas, otros poemarios, pero éstos, con buenas críticas y con desigual público, de verdad merecen la pena. Otro día seré más conciso. Feliz año lector.