Javier Rioyo
Una de mis ciudades es Buenos Aires, tan lejos, tan cerca. Tiene lo peor y lo mejor de las ciudades. Tiene mezcla, confusión, caos, imprevisión y gente que se cruza. Incluso gente que se encuentra. Cada vez que vuelvo, y lo hago hace ya veinte años, siempre tengo el corazón contento, como una canción cursi. Me gustan muchas canciones cursis. Incluso algunas pretenciosas y cursis, como muchas de Leonardo Favio. Conocí algunas de sus canciones antes de conocer Buenos Aires. Después conocí su cine. Y conocí su imperdonable manera de ser una especie de peronista/ progresista. No me gustan los peronistas de ningún signo.
También cada vez que vengo -y lo siento por los mitómanos tan encantadores como me parece Valentina- me llevo algunas penas. Y soporto algunos olvidos. El último es un lugar común a las ciudades -y pueblos- de todo el mundo. Buscaba los lugares de una mujer, y una artista, singular. Los rastros bonaerenses de Maruja Mallo. Ella, muchos lo recordarán, había pintado los murales de un mítico cine del la ciudad. El cine "Los Ángeles", nada menos que en Corrientes con Callao. Con ilusión los quise visitar, fue su trabajo público más importante. Una joya de su peculiar arte. Además una muestra de lo popular de cierta pintura. Lo mural en espacios públicos. Un arte abierto a todos. Pues, nada, pena y olvidos. El cine parece que está protegido como lugar histórico. Es irreconocible. Una parte pequeña sigue siendo cine. Con vulgares murales que reproducen algunas de las estrellas del universo Disney. La mayor parte del antiguo cine es una famosa multinacional de la hamburguesa. Los murales de la mejor de las artistas heterodoxas españolas del siglo XX han desaparecido en alguna demolición. Un lugar común en la historia del arte popular de nuestras ciudades. No quiero ser nostálgico. Pero, coño, cuando se preserva un espacio se debe hacer con el sentido y el mérito que tuvo. No con una fachada, una placa y una mierda, con perdón.
Pues sí, amiga Valentina, ese lugar de Buenos Aires que Sabina cantaba. Esa luna tan poética. Esa pena y olvido. No es un Banco Hispano Americano. Es otra cagada parecida o empeorada.
Y sin embargo, la quiero.