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Anglófilos, afrancesados, españoles todos

Por 5 de mayo de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

El palacio estaba lleno de republicanos convictos, confesos, oportunistas, peseteros, ilustrados y alucinados. Gracias a Juan Gelman, en un día de abril, se produjo una toma pacífica, dialogante, ecléctica e intelectual de palacio. Republicanos españoles que, como el aristócrata Vauvernages, creen "que un príncipe es grande y amable cuando tiene las virtudes de un rey y las debilidades de un particular". También comía, bebía y ¡fumaba! en palacio una pequeña resistencia de monárquicos. Exóticos especimenes del mundo cultural, "pobres enriquecidos por la mendicidad", llamaba Chamfort a los cortesanos.

En nuestras curiosas tribus culturales la mayoría es republicana. Un peculiar rebaño ilustrado que se deja pastorear, mesta real que hace parada y fonda en el palacio de Oriente -nuestra Bastilla parcamente tomada y perdida, ay-, que una vez al año come y bebe aquí donde se cruzan los caminos, donde Cervantes no comerá, donde premiados como Gelman recuerdan y nos hacen recordar. Pongamos que hablo de Madrid, doscientos años después de "vivan las cadenas". En tiempos contrarrevolucionarios donde el pueblo sueña con un futuro refugio en Telefónica.

Había muchas ausencias, entre otras la de uno que había crecido en una familia habituada a reflexionar sobre España y su ser problemático e invertebrado: Javier Marías, un español anglófilo. Marías, republicano con su propio reino y corte, no acude a las comidas de palacio. A otro anglófilo, amigo y maestro, ingeniero, novelista y seductor, Juan Benet -que estos días le recuerdan amantes de la ingeniería, los trasvases y la buena letra-, tampoco le gustaban los bailes en palacio. Durante años recorrió caminos, monumentos, casas de comida y burdeles de la España profunda y nocturna. Quijotesco de aspecto, tenorio de aficiones.

Benet, tan español y tan inglés, sí hubiera acompañado complacido a la charla entre el anglófilo Vicente Molina Foix con Jacobo Stuart, casi inglés, editor y conde de Siruela y Laura García Lorca, neoyorquina y de Granada. Fueron el último bastión de la república de las letras en abandonar el palacio. Cruzaban la educada vigilancia de los alabarderos sin aquella música de "pompa y circunstancias" que tantas noches les acompañó cuando, a la del alba, en tiempo de la movida y sin nobles escaleras, se retiraban de aquél sótano, nocturno garito, superviviente bar llamado El Sol.

No sólo anglófilos llenaban los salones reales. Una legión de afrancesados, desde comuneros a utópicos soñadores del Mayo del 68. Soñaron con que debajo de los adoquines estaba el mar. Y cuando se despertaron debajo estaba el Arroyo Abroñigal, pero seco. La España de los trasvases es así.

Artículo publicado en: El País, 4 de mayo de 2008.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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