
Eder. Óleo de Irene Gracia
Iván Thays
Libros que atesoran objetos perdidos. Ilustración: Kim Bost/ Paper CutsAdemás de lo obvio, ¿qué más puede uno encontrar dentro de un libro cerrado por años en tu biblioteca? Yo he encontrado llaves, tarjetas, separadores de páginas, fotografías de ex novias, boletos, flores secas, papeles garabateados con frases o direcciones, clips retorcidos a manera de separador y muchas, muchas plumas (en una época solía recoger plumas cuando me las encontraba en el camino, como si fueran una señal). Lo más extraño que encontré fue una carta escrita a mano por un viajero perdido, que copié integramente en El viaje interior, que hallé en una edición amarillenta de Justine que conseguí en una librería de viejo en Málaga. Lo más valioso fue, hace dos años, un separador de libros chino que me regaló una chica en 1987. El separador tenía un poema de Tagore que era, ahora me resulta obvio, una declaración de amor: «Si acaso piensas en mí, te cantaré cuando el anochecer lluvioso despligue sus suaves sombras, su clara luz, hacia el ocaso» Desde luego que pensaba en ella, moría de amor por ella, pero nunca me atreví a decírselo, quizá porque esperaba una señal menos obvia para saber enterarme si ella me amaba o no (mi única defensa es admitirque aquella era la época que recogía plumas en la calle). Cuando al fin me atreví a expresar lo que sentía, era demasiado tarde. ¿Nostálgico estás? Es que no como. ¿Y a qué viene este recuento personal? Simplemente a que en el blog «Paper Cuts» apareció hace unos días un artículo titulado «Librarian, There?s Some Bacon in My Book» y me felicité porque, hasta ahora, no he encontrado un tocino en ningún libro mío. Tan mal no estoy. Dice el divertido post:A few weeks ago in the Book Review, Henry Alford wrote about strange things found stashed (and smashed) inside books, from money and photographs to baby?s teeth, insect corpses and pieces of superannuated bacon.Bacon. Really?Out in the blogosphere, there seems to be a lot of skepticism about the bacon bookmark meme ? or ?urban legend,? if you prefer. The most detailed discussion I could find, a 2006 essay on the aptly named site Bibliobuffet, mentions numerous sightings of errant breakfast meat in libraries from Florida to Nebraska (the earliest known bacon-in-books sighting was in an Omaha library) to Washington State and beyond, but no first-hand accounts from librarians, let alone testable lab samples of ?book jerky.??I have never heard directly from a librarian who has found bacon? in a book, Farley ? who claims to have a collection of more than 5,000 bookmarks ? said in an email message. The closest she came, apparently, was an interview with the creators of the library comic strip Unshelved, in which they talked about hearing first-hand from librarians who had found bacon. (Alas, the interview no longer seems to be available online.)So, readers, where?s the pork? Have you ever found (or put) any meat products in your books?(P.S. If you lust for a bacon bookmark but don?t want to leave a grease stain, or kill a pig, you can always knit your own.)