Iván Thays
Pablo de Santis
Como comenté antes, los vampiros han invadido la literatura universal. Pablo de Santis no ha querido dejar de dar su versión en su nueva novela, Los anticuarios (Planeta)
En la revista Ñ cuenta el origen de ese giro hacia lo gótico de la novela:
¿En qué momento este texto se convirtió en una novela gótica? -Recuperé lo que tenía escrito hace un par de años y la fui armando: era una novela mucho más larga? incluso en la última reescritura la circunscribí mejor a la historia de amor del narrador con la hija del médico. Más que en la trama, yo siempre pienso en el ambiente, en el mundo narrativo, porque para mí una novela es un espacio simbólico donde el lector se va a meter durante cierto tiempo, y me pareció que lo más fuerte era la historia de amor. Además, ahí estaba la posibilidad de redención del personaje. -¿Usted cree que hay que redimir a los personajes?-No soy religioso pero me crié como católico y todavía tengo una visión del mundo con pecado y redención. -Sin embargo no podría decirse que sea un personaje que genere empatía, al contrario. -Creo que es el único narrador de un libro mío que crea un rechazo. En otras novelas siento que por más que los personajes hagan cosas malas, no son tan malas. Pero en esta quería hacer algo distinto, quería que el protagonista fuera alguien que, llevado por las circunstancias, se convierte en un ser maligno. Pienso en protagonistas de otras novelas que también son malos, como los villanos de 1280 almas o El asesino dentro de mí, de Jim Thompson.-¿Es difícil construir ese tipo de narradores? -Sí, es bastante difícil la construcción de un personaje distante de uno. Creo que en mi novela, de todos modos, el personaje no es el peor. Es más bien una historia de dos fuerzas malas que combaten y él está en el medio. Igual es interesante ver cómo al leer, por ejemplo, algunas biografías de los malos de la historia, el lector empieza a ver el mundo desde el punto de vista de ese personaje, aunque sea Hitler.-¿Por qué vincula a los libreros con el vampirismo?-Siempre me gustaron las novelas de vampiros como Soy Leyenda, de Richard Matheson, Carmilla, de Sheridan Le Fanu o La hora del vampiro, de Stephen King. Y me imagino a los vampiros como personas que, al vivir muchos años, tienen un apego al pasado, como los libreros. Quizás tiene que ver con mi desinterés con todo lo actual, con la tecnología, y que siento que soy un escritor vinculado al pasado. -Los vampiros suelen tener diversas connotaciones, ¿qué parte de todo lo que simbolizan le interesa? -Para mí el tema esencial de lo fantástico siempre es el regreso de lo muerto a la vida, y eso está en los vampiros. Y por otra parte, son como un mito que reúne muchos mitos distintos: la sangre, los muertos vivos, la transformación animal? Y de alguna manera a mí, que suelo juntar el policial y lo fantástico, me interesa ver cómo en cada género se articula el tema de la historia secreta: en el policial, esa historia secreta que llevó al crimen se resuelve en el presente, por eso es un género que tiene algo de irónico porque triunfa el presente sobre el pasado. Mientras que en el fantástico no: siempre el pasado sigue manteniendo su fuerza, sigue marcando su dominio sobre el presente, por eso es un género trágico, melancólico.