Iván Thays
Enrique Planas y Andrea Jeftanovic en la Feria de Miraflores
Entre las actividades de la Feria del Libro de Miraflores, la que me llamó especialmente la atención fue la que ocurrió el día sábado, donde se encontraron la chilena Andrea Jeftanovic (quien además presentó su libro de relatos No le des caramelos a extraños, de Uqbar ediciones) con el peruano Enrique Planas, uno de los participantes del evento en la FIL Guadalajara Los 25 Secretos de la Literatura Latinoamericana. Y justamente sobre literatura latinoamericana trató el conversatorio.
Enrique Planas resaltó la casualidad de que se cumpla este año el 15 aniversario de la antología McOndo. Para él, la antología de Fuguet y Gómez estuvo elaborada ?a la defensiva?. Reconoció sin embargo que el hecho no fue un error, porque sirvió para tomar distancia con el Boom Literario. Pero piensa Planas que los autores de McOndo pertenecen a una generación distinta a la suya. Habló de una?generación intermedia? entre McOndo y los nuevos autores, los aparecidos en el ejemplar de Granta, menores de 35 años. Una generación ?sandwich? a la que pertenecerían Andrea Jeftanovic y el mismo Planas, ambos nacidos en 1970. Esta generación, dice, se distingue porque no hay épica, predominan las historias intimistas, aquellas en las que aparentemente no sucede nada porque las crisis son interiores, se sitúan bajo la superficie del relato. Mencionó a Anton Chejov como una de las grandes influencias de esa generación.
Por su parte, Andrea Jeftanovic sostuvo que McOndo le pareció audaz en su momento, porque marcó una renovación en temas y estilos del Boom. Sin embargo, pese a esa audacia, lo que McOndo no corrigió fue el sectarismo que tuvo el Boom a la hora de escoger sus integrantes. Es cierto, dice, que gracias a ellos se esquivó la normativa de lo que debe ser un escritor latinoamericano, pero algunos de los errores sectarios del Boom -como el de no incluir mujeres en sus filas- no fueron subsanados por McOndo. Para Andrea, aunque no habló de una generación intermedia, sí existe una antología que de algún modo supera ese sectarismo y que, además, tiene la virtud de publicarse en editoriales alternativas de distintos países (rompiendo las inevitables fronteras latinoamericanas), como es la antología El futuro no es nuestro, compilada por Diego Trelles.
Otro punto en común en que ambos coincidieron fue en que las lecturas nacionales tampoco son obligatorias. Cada autor va haciéndose una lista de influencias que resulta propia e intransferible. Enrique Planas, por ejemplo, comentó el descubrimiento de Alice Munro y Andrea Jeftanovic declaró que su mayor influencia, aunque ningún crítico la haya destacado, es Antonio Lobo Antunes.
No me quedó claro si existe o no una generación intermedia, de hecho si calculamos por años tanto Andrea como Enrique solo son dos años menores que Edmundo Paz Soldán o Leonardo Valencia, miembros de McOndo. Y el primer libro de Enrique Planas, Orquídeas del Paraíso, tiene la misma edad de la antología. Como quiera, más allá de las etiquetas (en las que Andrea Jeftanovic dice descreer categóricamente) lo cierto es que existe una generación dispersa, sin un canon obligatorio, cartografías literarias propias para unos escritores que no tiene mayor deber ni obligación que sus propios procesos de escritura.