Iván Thays
Ricardo Piglia
Ricardo Piglia no deja de aparecer en los medios luego de Blanco nocturno. Una novela que deja mucha tela por cortar, por lo visto. En Página12, Silvina Friera lo entrevista y comenta el relato político, esquivo pero presente, de la novela.
Aquí algunas preguntas al respecto:
?¿Por qué transcurre en 1972, cuando no se sabía aún si Perón regresaría?
?No quería situar la novela en el presente; durante un tiempo transcurrió diez años después, en la época de Malvinas, pero pensé que era un poco demagógico. No me gustan las novelas que recurren a acontecimientos muy notorios como para darles un valor suplementario. El ?72 es un año en el que todos están esperando que las cosas cambien; me pareció que era posible que la política no actuara de una manera tan directa, como pasa a menudo.
?Es muy interesante el comisario Croce, un peronista que no la pasó nada bien después del ?55, como su padre. ¿Hasta qué punto inciden los avatares del peronismo en la ?locura? de Croce?
?Creo que están muy ligados. Como sabemos, nunca hay un motivo directo, pero ciertos acontecimientos agudizan las crisis. Me interesa mucho el período de la proscripción del peronismo porque lo sufrió mi padre. Era una situación muy irritante que no se podía resolver. Croce funcionaba en este contexto muy bien. En el policial nunca hay referencias directas a la situación política, pero sí a las relaciones de poder. En el caso de Blanco nocturno, que no es una novela policial, Croce encarna y sostiene el género. Siempre he incluido rastros del género policial en todos los libros que escribí, incluido Respiración artificial.
¿De qué modo cree que esta historia íntima-familiar de los Belladona se superpone con la historia del país?
?No quise darle el sentido de una alegoría nacional; sencillamente intenté que funcionara con una historia que comenzaba con el abuelo, que es una historia real en el sentido de que es la historia de mi abuelo, el padre de mi padre que fue jefe de estación de ferrocarril. En las historias familiares también está la historia política de un país; eso es más visible en las zonas más tradicionales de la sociedad argentina, donde la herencia tiene que ver con la tierra. No quise que fuera una novela familiar; pero la estructura familiar es muy importante para la trama. Y eso es algo que hemos aprendido de Faulkner, ¡vamos a decir la verdad! Faulkner ha hecho de eso un gran uso para construir momentos densos de la historia. Pero además, yo tengo una familia por el lado de mi madre y de mi padre que te puedo asegurar que no podría contar todas esas historias, aunque viviera cinco vidas correlativas. La familia es una corporación narrativa; es uno de los grandes ámbitos de la narración, por lo menos ese tipo de familias donde, cuando yo era chico, convivían generaciones distintas en una misma cuadra del barrio.
Por otra parte, también da unas declaraciones sobre la nueva narrativa argentina. Sin novedad en el frente, parece decir, destacando las figuras de Walsh, Puig y Saer como las últimas transformaciones importantes de la literatura argentina. Y suena muy convincente:
En estos trece años que le llevó Blanco nocturno, ¿sintió que estaba produciendo una novela para la cual la realidad no estaba preparada?
?Si pienso cómo estaban las cosas hace diez años, no me parece que la literatura argentina haya cambiado mucho, mientras que si uno lee los medios, parece que cambia todo el tiempo. Han cambiado ciertos elementos de circulación, pero desde el punto de vista de las cuestiones que están en juego y de los estilos no existen signos de grandes transformaciones. Veo más bien la continuidad de ciertas poéticas que ya existen, que se van profundizando y se van adaptando temáticamente o por su modo de circular con nuevas coyunturas. En las novelas de hace diez años los personajes se mandaban cartas o se llamaban por teléfono y ahora se mandan correos electrónicos. No es un signo que tenga que ver con cómo cambia la literatura.
?¿Cuál fue el último cambio significativo que vivió la literatura argentina?
?La aparición de una serie de poéticas relacionadas con la cultura de masas, las poéticas de Saer, Puig y Walsh, a fines de los años ?60. Saer mantuvo una oposición irreductible respecto de la cultura de masas y construyó su obra como una oposición tajante. La literatura es aquello que usa una lengua que excede a los circuitos estandarizados de la cultura de masas. Puig incorporó toda la cultura de masas mientras mantuvo su carácter experimental como novelista. El fue uno de los escritores más visibles que comenzó a establecer una relación de intercambio y usos de los mundos sentimentales, los estereotipos y formas de la cultura de masas. Walsh intervino directamente en la cultura de masas; me parece el más moderno de todos porque se alejó del objeto libro. Sus grandes textos fueron publicados parcialmente en periódicos, sus intervenciones fueron cada vez más productivas, no sólo Operación masacre, que modificó la relación con el periodismo, sino el periódico de la CGT de los Argentinos, un gran acontecimiento para la historia del periodismo. Walsh produjo medios; por lo tanto, en esa relación escritura-cultura de masas es el más avanzado porque fue el primero en intervenir en esta discusión. Estas tres poéticas son los últimos grandes cambios de la literatura argentina. Hoy tenemos muchos Saer, muchos Puigs pocos Walsh? pero seguimos navegando en ese horizonte.