
Eder. Óleo de Irene Gracia
Iván Thays
Guillermo Arriaga. Fuente: sesiondoble Guillermo Arriaga, el guionista de películas extraordinarias en colaboración con Alejandro González Iñárritu (Amores perros, 21 gramos, Babel), luego de una pelea un poco ridícula sobre los derechos intelectuales de las películas rompió su sociedad con el director y decidió dirigir su propia película, titulada Burning plain (traducida al castellano como Lejos de la tierra quemada) en homenaje a Juan Rulfo. Si hay algo que decir al respecto es que Arriaga es una persona que sabe contar una historia, como lo demuestran sus tres guiones multipremiados. Quizá eso se debe a que Arriaga viene de la literatura. Y aunque parece distante que vuelva a publicar una novela o cuentos ahora mismo, defiende con toda justicia que se le llame «escritor»:»¿Cuándo has contado tú una historia de manera lineal? Nunca. Nadie. La forma natural de contarlas es desordenada. Por otro lado, la audiencia es inteligente. Me gusta que el espectador se vincule, que llene los huecos (…) Alguien dijo: ¿por qué no vuelves a la literatura? Es que nunca me fui. ¿Alguno le diría a un dramaturgo que dejó la literatura? ¿Dirían que Shakespeare no escribe literatura? Guionista es una palabra peyorativa. Yo no hago guías. El cine es el único lugar donde el creador de un mundo no es el autor de la obra. ¿Hablamos de la novena de Rodríguez Pérez, director de orquesta, o de la novena de Beethoven? ¿Por qué el escritor de cine está tan ninguneado?» Una cosa que hay que añadir es que Guillermo Arriaga, como director, cumple con el deseo de Salman Rushdie de que se deje atrás la costumbre de las adaptaciones y se usen guiones originales. Sin duda, con la capacidad de crear guiones tan bien contados no es necesario una adaptación.