
Eder. Óleo de Irene Gracia
Iván Thays
Ricardo Sumalavia en Praga
Hablando del Salón del Libro de París, Ricardo Sumalavia participó del evento con un libro de obras cortas (Pieces) publicado por Cataplum. Hace unas semanas, el blog La Nave de Los Locos publicó una suerte de decálogo imprevisto o ideas sueltas de Sumalavia sobre la escritura del cuento breve y el microcuento. Algunas ideas son realmente interesantes.
Aquí algunos ítems:
IV
Al oír hablar de la perfección del cuento, de su unidad, conviene ampliar una sonrisa.En Oriente, mientras observamos al más experto de los calígrafos trazar algunos ideogramas sobre el papel de arroz, notamos que algunas gotas de tinta se esparcen aparentemente ajenas al motivo del trazado. ¿Un error? ¿Burdas manchas que quiebran la armonía, la unidad? No es así. Esas gotas dan muestra del impulso creativo del artista por alcanzar, rozar, la perfección. Inalcanzable perfección. En ese intento se halla la nueva belleza. Lo que nosotros podríamos ver como imperfección, finalmente representa una noción y estética distintas de la armonía. El microcuentista también puede ser un calígrafo.
V
El estilo del microcuentista obedece a distintos factores. Éste se construye con el asiduo ejercicio, con la lectura, con el imaginario del escritor que busca su concreción en la palabra escrita. Pero también el estilo se amolda y potencia ante las circunstancias más anodinas. En su etapa de formación, reiteradas veces el escritor se lamenta de las largas convalecencias, encierros, de la vida en el campo o la ciudad, de las urgencias y obligaciones familiares o laborales, de la ansiedad o la molicie, que van condicionando sus primeros escritos. Sin embargo, llega el momento en el que esos posibles impedimentos son domesticados y aprovechados por el autor. Cuando hay conciencia de ello, el escritor domina sus recursos narrativos y reconoce su estilo.
VI
Una buena microficción ofrece una buena historia, una anécdota, una sucesión de hechos cautivantes. No obstante, la buena microficción puede también dejar de ofrecer una buena historia, una anécdota relevante, etc. Pues hay un elemento agregado inexpresable en el argumento mismo, pero que procura de él para revelarse o ser intuido. Ese elemento agregado afecta vivamente en el lector.
X
Si para el escritor Julio Cortázar el cuento ganaba por knock-out, la ficción breve no gana, sólo es un contradictorio y placentero golpe sostenido.