Clara Sánchez
La tentación de la alta costura, de los diseñadores, de vestir mejor que bien. ¿Por qué caeremos las mujeres en esa trampa una y otra vez? ¿por qué no llevar encima una simple bata de franela para no levantar sospechas? Sobre todo, las políticas tendrían que andarse con pies de plomo y no exhibir sus galas en público. Claro que si no las enseñan ¿para qué las quieren? No sólo se ha pasado de la raya Sarah Palin, sino también la ministra de Justicia de Francia, Rachida Dati. Al igual que le pasó a McCain con la Palin, también Sarkozy se está apartando de la Dati. Ya no está Cecilia para protegerla, ¿será por eso?.
Esta mujer guapa, embarazada de padre anónimo, con una "vida sentimental muy complicada", según sus propias palabras, muy criticada por la magistratura, se dejó tentar por el diablo al posar para Paris Match con ropa de Dior, y para colmo no devolver los vestidos al modista (ver: Días difíciles para la Cenicienta, de Antonio Jiménez Barca, El País, 9-11-2008), con lo que el tono frívolo ha subido algunos decibelios más de lo debido. Algunas damas se le han tirado a la yugular, seguramente con razón pero también ¿con algo de celillos?, y los hombres… porque dicen que es una incompetente, ¿será sólo por eso?
Rachida, ya que estás en la cuerda floja, por lo menos se tú misma, ve elegante. No devuelvas los vestidos.