Clara Sánchez
Me ha compensado salir de casa, tomar el metro, hacer trasbordo, andar unos diez minutos a la salida y esperar una cola de un cuarto de hora para ver la última película de los hermanos Coen Quemar después de leer. Me ha dejado muy buen sabor de boca, me ha divertido por su originalidad (los Coen siempre son originales), por su ritmo, por su enrevesado guión y por la interpretación de algunos actores secundarios, porque otros… Me ha sobrado Brad Pitt completamente. Caricaturiza a su personaje hasta la náusea. Un personaje que, precisamente por su perfil simple y tosco, necesitaba una actuación más sutil y sentida. Pitt hace verdaderas tonterías sin sentido y no se hace con el papel en ningún momento. No es tan difícil: un monitor de gimnasio obsesionado por el ejercicio y las bebidas isotónicas, que se ve envuelto en una trama que no entiende. Cualquier otro lo habría bordado. Su amigote George Clooney lo hace algo mejor, pero ninguno de los dos está ni remotamente a la altura de John Malkovich. El papel de Malkovich es el menos definido y, sin embargo, el actor le da tanta solidez y contenido que hasta nos lo creemos.
Mañana, más.