Clara Sánchez
Nos hemos enterado de la simpática práctica de la Baronesa de ahorrar al máximo gracias a un incidente que se ha producido en un Outlet (me acabo de enterar de que este tipo de tienda existe), donde se vende de ropa y calzado de diseño a precios reducidos, porque son de temporadas anteriores o porque tienen algún defecto. Resulta que estando Tita Cervera comprando en uno de ellos, separado de su fabulosa mansión por tan sólo seis kilómetros, un delincuente intentó atracar el establecimiento. Fue entonces cuando el guardaespaldas de Tita lo redujo salvando así a la cajera y clientes de un buen susto. Parece un cuento que podríamos llamar "La baronesa del pueblo". A diferencia de Rachida Dati y de Sarah Palin (que también han estado presentes en este blog por cuestión de la ropa) no se comporta como una nueva rica. No despilfarra, prefiere acumular. Porque si algo conserva la memoria es la sensación de pesarlas canutas, una sensación muy fuerte que ella querría trasmitir de alguna forma a sus herederos para que no derrochen a lo tonto. Y también ocurre que haber sido pueblo tira mucho, tiene su encanto entrar en las tiendas de "todo a un euro" y pasear por la calle mirando a la gente. Tiene su encanto ser uno más. Como dice Fernando Pessoa en unos versos que nos podríamos aplicar cualquiera de nosotros:
"Si recuerdo quién fui, me veo otro,
y el pasado es presente en el recuerdo,
quien fui es alguien que amo
aunque en sueños tan sólo."
La Baronesa Thyssen, esa mujer rubia de aire solitario, de la que se sabe que tiene hijos, nieto, cuadros, palacios, coches, pequeños perros, guardaespaldas y un pasado, tal vez debería tener un gesto con el pueblo de esos que hacen época y pasar definitivamente a la historia.
Tita, tienes potencial, dinero, aún eres joven. La afición por los cuadros y por crear colecciones la heredaste. Es hora de que crees tu propia causa. Arriésgate y disfruta.