Clara Sánchez
Hablemos de teatro. Sobre todo porque el teatro ha encontrado siempre en las complicadas relaciones humanas y en particular en las intrincadas relaciones entre padres e hijos una gran fuente de inspiración. Digo intrincadas pensando en el jugo que les sacó a algunas de estas relaciones la tragedia griega, como en el Edipo rey de Sófocles, que además de ser una indagación en la naturaleza humana ha dado nombre a un mito intemporal. En el Rey Lear de Shakespeare la relación entre el rey y sus hijas corre paralela a la del conde de Gloucester y sus hijos. Y la obra teatral Interiores de Juana Escabias, que se representa estos días en la sala La Grada de Madrid, arranca de esa tradición y la pone sobre el tapete de la actualidad, porque las relaciones nunca son iguales ni tampoco los padres ni los hijos, cambiamos con el tiempo aunque la tensión de semejante relación no elegida permanezca. La verdad es que el teatro resiste y se fortalece porque necesitamos escenarios donde encontrarnos cara a cara con nuestras pasiones y flaquezas.
Interiores es la novena obra de esta autora, que constituye un recorrido por esas relaciones desarrollado en torno a tres generaciones de una misma familia, que van sucediéndose sobre el escenario. Entre las muchas cosas que se nos muestran es que si elegimos a nuestras amistades o a nuestras parejas, no elegimos a nuestra familia, con la que compartimos la mayor parte de la vida, y esta circunstancia, aunque natural, no es sencilla. Estoy de acuerdo con la autora cuando declara que es una historia sin tiempo porque es la historia de todos los tiempos.