Clara Sánchez
Ha llegado el momento de comprobar si todas las alarmas eran ciertas: cestas de Navidad en que el jamón ha sido sustituido por un salchichón y la botella de vino de reserva por otra de vino de mesa, acompañado por una lata de melocotón en almíbar y entre los huecos mucho papel de celofán arrugado. Mesas de Nochebuena en que lo más sobresaliente son el mantel, la vajilla, la cristalería, donde el cabrito se ha convertido en pollo y el champán en sidra. Y veremos si, al contrario que otros años, es posible encontrar mesa en algún restaurante. Veremos si esas cenas en que confraternizaban los empleados y jefes de las empresas se han reducido y si no podremos verlos luego en discotecas a rebosar con la corbata atada en la cabeza. Veremos si la crisis ha llegado de verdad a nuestras vidas.