Clara Sánchez
Tengo el libro de Simone Ortega, 1080 Recetas de cocina (Alianza Editorial) completamente desencuadernado y sobado de tanto usarlo, sobre todo durante la década de los 80 en que me dio por cocinar bien. Siempre que lo veo en la estantería junto a los frascos con especias, me hago el propósito de comprar otro nuevo, pero luego se me olvida porque ya no me tomo lo de guisar tan a pecho. Hasta hoy. De hoy no pasa rendir homenaje a su autora, fallecida hace poco, y agradecerle, comprando esta joya de la gastronomía y regalándola, los ratos íntimos y hogareños que he disfrutado gracias a ella.
Recuerdo con verdadero placer las tardes de los viernes en que mi hija me ayudaba a hacer la receta 969 (bizcocho de chocolate). Para ella era una fiesta y toda la casa se inundaba con aquel olor que relajaba la vida. Es el libro más serio y coherente que he leído sobre el asunto, sin tonterías, práctico y con buenos platos, algunos verdaderamente sofisticados. Cualquiera de ellos que se aborde, si se siguen las instrucciones, sale bien, lo digo por experiencia.
El otro día un famoso cocinero valoró la labor de Simone Ortega diciendo que había sido de gran ayuda sobre todo para las amas de casa. Yo les pediría a estos nuevos santones de los fogones un poco de humildad porque ahora los grandes cocineros tienen programas de televisión, escriben artículos de opinión, son mediáticos, pero ninguno ha escrito un libro de la enjundia de 1080 Recetas de cocina, ni una más ni una menos.