Basilio Baltasar
Los gobiernos que quieren sanear la economía recortando servicios sociales son los mismos gobiernos impotentes ante las corporaciones financieras. Asustados con la voracidad de la especulación, se muestran sin embargo muy valientes advirtiendo a los pensionistas. Gracias a la transparencia informativa cada vez es más nítido este encono gubernamental. Un disciplinado mutis ante los paraísos fiscales (recuerden la llamada telefónica de Gordon Brown a Zapatero) les impele a sermonear con más dureza a las viudas que cobran 250 euros al mes.
Su miopía trágica les hace maltratar el sustento de la cohesión social, la argamasa de la vida civil, la viabilidad de una ciudad pacífica: la confianza de los ciudadanos en el Estado. Todos llegan a la jubilación esperando recibir lo que durante décadas se descontó de su modesto salario. Y ahora se les amenaza con más rebajas. Como si el empleado hubiera contribuido al despilfarro de las arcas públicas o consentido esa incompetencia que distingue a los administradores de lo público.