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Escrito por

Yoani Sánchez

Yoani Sánchez es licenciada en Filología. Reside en La Habana y combina su pasión por la informática con su trabajo en el Portal Desde Cuba. Fue premiada con el premio Ortega y Gasset de Periodismo por su blog Generación Y, que más tarde ha ganado el Premio BOBs al Mejor Blogs del Mundo de 2008 y el Premio del Jurado en Bitácoras.com 2008.

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Neoliberalismo

Con el comienzo de los despidos masivos, nuestras autoridades han anticipado la peor pesadilla que el propio aparato de propaganda oficial había anunciado para el día en que se produjera un derrumbe del sistema. La drástica medida ha sido justificada como parte del perfeccionamiento o la actualización del modelo económico cubano, eufemismos con los que se trata de enmascarar el aumento de las reglas del mercado en el funcionamiento de la economía. Que lo hagan los actuales gobernantes es un alivio para los políticos del futuro, a quienes corresponderá anunciar la parte hermosa de la transición, donde estarán en primer plano las libertades ciudadanas y los derechos económicos. Al revés de lo que habían anunciado los propagandistas del régimen, las rocas donde se estrellaría la nave de la revolución con todas sus conquistas a bordo no estaban en la dirección donde cantaban las sirenas del capitalismo, sino en el espejismo de la utopía.

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14 de octubre de 2010
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Cola loca

Se gritan de balcón a balcón y en un primer momento pienso que se insultan, pero no. La del edificio de la esquina le dice a la otra señora que han sacado ?cola loca? en la tiendecita de Boyeros y Tulipán. Ambas abren los ojos, gesticulan, ?es que estaba perdida?, ?no había en ninguna parte?, afirman. Me río entre dientes mientras miro la punta de mi zapato, necesitada también de ese pegamento instantáneo que las vecinas anuncian como si hubiera venido carne de res por la libreta. Si llego a tiempo para alcanzar un tubo de la mágica cola, podría pegar la tecla de la computadora que anda dando vueltas por ahí y el timbre de la puerta, que apenas lo escuchamos cuando alguien toca. En medio de mi enumeración de cosas rotas, me da por preguntarme si habrá estadísticas de cuánta cola loca se consume al año en esta Isla. No es un producto básico, pero intuyo que hay una relación entre la necesidad de reparar nuestras pertenencias y el grado de crisis económica que vive el país. Si no, por qué todo el mundo está corriendo detrás de un adhesivo que se anuncia como capaz de recomponerlo todo. Frecuentemente, tengo trozos de goma en los codos o sobre la ropa después de hacer uno de esos arreglos a los que la cotidianidad me obliga. La última vez que me dediqué a esas faenas se me quedaron pegados el índice y el pulgar, hasta que con agua caliente logré separarlos perdiendo un trozo de piel en el intento. En muchas tiendas, cuando abastecen con ese ?cemento de contacto? tal pareciera que hay rebaja de productos. La gente compra decenas de tubos, como si su gran poder adherente pudiera pegar una realidad resquebrajada por la frustración. No somos un pueblo excesivamente austero que no quiere desechar lo inservible, sino que entre nosotros es difícil hacerle caso a la fecha de caducidad que ponen los fabricantes. Cuando se rompe algo rara vez tiene sustituto. Por eso, dejo este post aquí y me voy a comprar mi porción de cola loca, mi necesaria dosis de instantáneo remiendo. Quizás unas gotas me sirvan para juntar los trozos de ese futuro que se nos ha caído al piso, regando añicos por todos lados.

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11 de octubre de 2010
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Mario Vargas Llosa: Un Nobel largamente postergado

La literatura de Mario Vargas Llosa ha causado varios giros esenciales en mi vida. El primero fue hace 17 años, en un verano con apagones y crisis económica. Bajo el pretexto de conseguir ?La guerra del fin del mundo?, me acerqué a un periodista expulsado de su profesión por problemas ideológicos con el que todavía comparto mis días. Conservo aquel ejemplar de carátula deshecha y páginas amarillentas, pues decenas de lectores descubrieron con él a ese autor peruano censurado en las librerías oficiales. Después vino la universidad y mientras preparaba mi tesis sobre la literatura de la dictadura en Latinoamérica, apareció su novela ?La fiesta del chivo?. La inclusión en mi análisis de aquel texto sobre Trujillo no fue del agrado del tribunal que me evaluaba. Tampoco les gustó que entre las características de los caudillos americanos yo resaltara justo aquellas que también ostentaba ?nuestro? Máximo Líder. De ahí que por segunda vez un libro del hoy Premio Nobel de Literatura marcó mi existencia, pues me hizo darme cuenta de lo frustrante que resultaba ser filóloga en Cuba. Para qué necesito un título ?me dije? donde se anuncia que soy una especialista en el idioma y las palabras, cuando ni siquiera puedo unir frases libremente. Así que Vargas Llosa y su literatura son responsables, de una manera directa y ?alevosa?, de mucho de lo que soy ahora: de mi felicidad matrimonial y de mi aversión a los totalitarismos, de haber renegado de la filología y de acercarme al periodismo. Me estoy preparando desde ahora, pues temo que la próxima vez que un libro suyo caiga en mis manos su efecto durará otros 17 años o volverá a significar el portazo a una profesión.

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8 de octubre de 2010
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Valijas autónomas

Debajo del asiento se veía un maletín de agarraderas remendadas, de aquellos que les daban en los años 80 a quienes salían en misión. Cada vez que el ómnibus caía en un bache, varios ojos lo miraban para comprobar que su contenido no se había derramado a través del zíper roto. Cerca de la carretera hacia el poblado de candelaria, una patrulla de policía detuvo el viaje y ordenó a todos que bajaran con sus pertenencias. Al final del pasillo se quedó, junto a otras igual de huérfanas, la zurcida valija que de seguro una vez había estado en Europa o en algún país de África. Nadie hizo el mínimo ademán de tomarla. Dos oficiales revisaron cada hilera y amontonaron en la escalerilla los bultos que ningún cliente reclamaba. Los abrieron sin mucho cuidado, cortando las esquinas, arrancando los broches, para dejar al descubierto esos productos que en esta Isla son más perseguidos que las armas o las drogas: leche, queso, langosta, camarones y pescado. Un perro pastor, entrenado en detectar mariscos, lácteos y carne de res, buscaba entre los bolsos que las personas habían llevado consigo hacia la cuneta, bajo el sol. ?Todos van detenidos hasta que aparezcan los dueños de estos paquetes?, gritó uno con grados de mayor que comenzó a llenar el maletero del carro policial con las mercancías confiscadas. Aunque en la estación les hicieron preguntas y amenazas por más de dos horas, no se pudo imputar delito alguno a los viajeros, pues no hubo forma de probar a quiénes pertenecían esos kilogramos de alimentos que de seguro iban a parar al mercado negro. Fue imposible relacionar aquellos maletines que viajaban ?solos? con alguna persona. Extrañamente, los ómnibus que recogen el país van cargados con esas pertenencias que nadie quiere reconocer como propias. Valijas, jabas y cajas autónomas que sólo tendrán propietario si logran llegar a su destino, si alcanzan a pasar indemnes los puntos de control, las requisas y el olfato de los perros.

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4 de octubre de 2010
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Chaplinescas

El aguador de Sevilla de Diego Velázquez El hombre de traje raído, sombrero de bombín y enormes zapatos llevaba también un cristal a la espalda. Su compinche, un niño de apenas cinco años, rompía a pedradas las vidrieras de los negocios o las ventanas de las casas para que el cristalero vendiera sus servicios a los desesperados clientes. Juntos formaban un dúo de la supervivencia, un equipo de trabajo emergente que apenas si daba para mantener encendido el fuego en el hogar. La historia descrita en el filme “El Chicuelo” (1921) de Charles Chaplin ha vuelto a pasar frente a mis ojos al repasar el listado de actividades por cuenta propia que publicó el periódico Granma. Como un repertorio de la miseria y de la dependencia, esa enumeración de labores privadas más parece destinada a una aldea feudal que a un país en el siglo XXI. Leídas de un tirón ?conteniendo el disgusto? salta a la vista que apenas hay ocupaciones vinculadas directamente con la producción. Los emprendedores tampoco contarán con un mercado mayorista que los provea de materias primas y la posibilidad de acceder a créditos bancarios sólo ha sido enunciada sin mencionar el por ciento de los intereses. Ni hablar de que los cuentapropistas puedan importar directamente mercancías desde fuera de nuestras fronteras, pues eso sigue siendo monopolio absoluto del Estado. De las 178 actividades aceptadas, ya muchas se realizaban sin licencia y al ser incluidas en esa enumeración, lo único que cambia es que comenzarán a tener la obligación de pagar impuestos. De ahí que el escepticismo ronde al anuncio que estas ?flexibilizaciones? a la inventiva privada contribuirán a solucionar los graves problemas de nuestra economía. Qué traerá como consecuencia esta lentitud en aplicar los necesarios cambios: que los ciudadanos sigan nutriendo las largas colas frente a los consulados para marcharse del país o se sumerjan de lleno en la ilegalidad y el desvío de recursos. Si nuestras autoridades creen que las transformaciones a cuenta gotas evitarán que el sistema se les deshaga entre las manos mientras intentan actualizarlo, subestiman la sensación de urgencia que recorre la Isla. Tanta tibieza para aplicar las impostergables aperturas fragiliza la situación social y nadie puede prever cómo reaccionarán los frustrados ?chicuelos?, los desfavorecidos con los despidos masivos y la falta de expectativas. ¡Ojalá no terminen echando abajo las vidrieras!

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29 de septiembre de 2010
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En ninguna parte, pero en todas

Son las dos de la tarde en el Departamento de Inmigración y Extranjería (DIE) de la calle 17 entre J y K. Decenas de personas aguardan  por un permiso de salida del país, esa autorización de viaje que han dado en llamar ?tarjeta blanca?, aunque mejor sería decirle ?el salvoconducto?, ?la carta de libertad? o ?la orden de excarcelación?. Las paredes están descascaradas y un anuncio de ?cuidado, peligro de derrumbe? se muestra a un costado de la enorme casona de El Vedado. Varias mujeres ?que ya han olvidado sonreír y ser amables? visten sus uniformes militares y le advierten al público que debe esperar disciplinadamente. De vez en cuando gritan un nombre y el convocado regresa unos minutos después con el rostro jubiloso o con un puchero contenido. Finalmente, me llaman para anunciarme la octava negativa de viaje en apenas tres años. Especialistas en despojarnos de lo que podríamos vivir, experimentar y conocer fuera de nuestras fronteras, los funcionarios del DIE me comunican que no estoy ?autorizada a viajar por el momento?. Con ese breve no ?dicho casi con deleite? he perdido la posibilidad de estar en el 60 aniversario del Instituto de Prensa International y en la presentación de Internet para el Nobel de la Paz en New York. Un cuño sobre mi expediente y me vi obligada a hablar vía telefónica  en las actividades de Torino Capital europea de los jóvenes, y a comunicarme con la editorial Brûlé para que lance Cuba Libre en Montreal sin  mi presencia. El absurdo migratoria se ha interpuesto entre mis ojos y los repletos estantes de la Feria del Libro de Frankfurt, entre mis manos y esa compilación de textos que verán la luz en el Festival de Literatura de no ficción en Polonia. Ya no llegaré a la Feria de Periodismo de Ferrara ni a la presentación del documental en Jequié, Brasil; mucho menos podré participar en el Congreso de Mujeres Liderando el Milenio, con sede en Valencia, y tampoco en Cuneo, durante el evento Scrittori in Citta. Mi voz no se escuchará en LASA, a donde sí han enviado una representación oficial y la aparición de mi libro Gestión y Desarrollo de Contenidos con WordPress tendré que disfrutarla en la distancia. Todo eso y más me han arrebatado. Sin embargo, me dejan ?como si se tratara de un castigo? junto a la materia prima fundamental de la que salen mis escritos, en contacto con esa realidad de la que no me perdonaría estar ausente.

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26 de septiembre de 2010
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Interferencia

El radio que me regalaron por mi último cumpleaños dormita ?lleno de polvo? sobre un librero. Para qué encenderlo si apenas puedo escuchar algo. Ni siquiera las emisoras nacionales se oyen bien en esta zona llena de altos ministerios y de antenas que se usan para obstruir las transmisiones de onda corta que entran al país. Yo, con la ilusión de poder escuchar la Deutsche Welle para mantener vivo el idioma alemán y la bocina lanzando un zumbido en lugar del esperado ?GutenTag?. En medio de una verdadera guerra de frecuencias radiales vivimos sobre esta Isla. Por un lado, la emisora llamada Radio Martí que se trasmite desde Estados Unidos, prohibida pero sumamente popular entre mis compatriotas y, por el otro, los zumbidos que se utilizan para silenciarla. A los aparatos receptores que se venden en las tiendas oficiales les extraen el módulo que permite oír las emisiones extranjeras y la policía tiene práctica en detectar en las azoteas los artilugios que ayuden a captar mejor esas señales. Pero en el interior de las casas la gente busca el lugar, ya sea en una esquina, cerca de una ventana o pegado al techo, donde el radio logra dejar a un lado el pitido de las insoportables interferencias. Es común ver a alguien tendido en el piso mientras localiza el punto exacto en el que la programación local queda opacada por esa otra que nos llega desde afuera. No importa lo que estén trasmitiendo al otro lado, no importa siquiera si es un aburrido programa musical, un noticiario en inglés o el parte meteorológico de otra zona del mundo. Lo que resulta un bálsamo para los oídos es que suena diferente, que se aparta de esa mezcla de consignas y prosa sin libertad que trasmite cada día la radio cubana.

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24 de septiembre de 2010
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Móvil-activismo 2

¿Cómo conectar un teléfono móvil cubano a Twitter? 1. Lo primero es conectarse a Internet y hacerse una cuenta en http://www.twitter.com 2. Conservar en un lugar seguro el nombre de usuario y la contraseña que hemos obtenido en ese servicio. 3. Agregar a la agenda telefónica de nuestro móvil un nuevo contacto bajo el nombre de Twitter y con el número 119447624801423 4. Enviar cuatro mensajes a ese número. Cada mensaje incluirá un comando y es importante que se mande en el orden descrito a continuación, sin dejar espacios ni delante ni detrás de la palabra, sin poner acentos ni ?ñ?. Si en uno se nos va un error, habrá que empezar desde el principio: start nombredeusuario contraseña ok 5. Claro está que donde dice ?nombredeusuario? hay que poner el usuario de Twitter. 6. Los cuatro mensajes deben ser enviados uno detrás de otro. Antes de comenzar se debe verificar que tiene suficiente saldo para hacer la operación. 7. A partir de ese momento se podrán enviar mensajes (SMS) de no más de 140 caracteres a través del número telefónico 119447624801423 que ya está agregado en la agenda móvil. 8. Cada SMS enviado a ese número, después de haber hecho el procedimiento antes descrito, aparecerá publicado automáticamente en Internet. 9. Cada SMS enviado a Twitter costará 1 peso convertible, así que a preparar el bolsillo Fuente del texto: http://twitpic.com/2pqj3q

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22 de septiembre de 2010
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Claria, del río a la alcantarilla

Click here to view the embedded video. Fragmento del documental realizado por Fabián Archondo y la Fundación del Nuevo cine latinoamericano.

Mi hijo está en esa edad que podría comerse las columnas de la casa si no lo vigilamos. Abre y cierra la puerta del refrigerador, creyendo que ese electrodoméstico puede producir ?por sí sólo- comida. Es tan insaciable su apetito y tan difícil de llenar en medio de la escases y los elevados precios de los alimentos, que hemos apodado a Teo con el voraz calificativo de ?la claria?. Su avidez nos recuerda a esa especie que algún sesudo introdujo en nuestro país para potenciar la piscicultura y que es hoy una plaga en los ríos y presas. Claro que se trata sólo de una broma familiar, pues nuestro ansioso adolescente es incapaz de zamparse las cosas que entran por la boca del pez caminante. De bigotes pronunciados, un color gris azulado y la capacidad de sobrevivir hasta tres días fuera del agua, las clarias ya forman parte de nuestro paisaje rural y citadino. Son de los pocos animales que subsisten en el contaminado Río Almendares y han logrado desplazar a otros sabrosos especímenes en los congeladores de las pescaderías. Sin embargo, ni su capacidad de adaptación ni su fealdad alarman tanto como su actitud extremadamente depredadora. Comen desde roedores y pollos, hasta cachorros de perro y todo tipo de peces, ranas y pájaros. Como solución a los problemas alimentarios del Período Especial, nuestras autoridades importaron esta especie foránea y crearon con ello un colosal daño en el ecosistema. Similar irresponsabilidad ya había ocurrido con la entrada de tilapias y tencas, pero los resultados han sido incalculablemente más dramáticos con esta oscura y escurridiza criatura que hoy reina en nuestras aguas. Agazapada en el fango, saliendo por una alcantarilla en medio de la ciudad o arrastrándose a un costado de la carretera, su propagación pone en evidencia la fragilidad de la naturaleza frente a las directrices ministeriales. Se quedará por largo tiempo junto a nosotros ?no tengo dudas- incluso cuando quienes la introdujeron en el país sean sólo un recuerdo, similar a una migaja fugaz en la boca de una claria.

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20 de septiembre de 2010
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Móvil-activismo

URL de la imagen: http://twitpic.com/2pqj3q Pasos para activar el servicio de MMS: 1. Escribir el código *#06# e inmediatamente el teléfono mostrará su código IMEI que es un número de 16 cifras. 2. Enviar los 8 primeros dígitos del IMEI por SMS al número 4222. 3. Se recibirá un SMS que dirá si el modelo del teléfono acepta o no la activación del MMS. No funciona para Blackberry ni iPhone, por lo que se recomiendan Motorola K1, Motorola U6, Motorola V3 y los modelos de Nokia no demasiado modernos. 4. Si el móvil acepta el servicio MMS, se recibirá un segundo mensaje que dirá ?Aceptar? o ?Instalar?. En caso de que al dar una de esas dos opciones nos pidiera un código, debemos marcar 1234. 5. Una vez instalada esa aplicación, quizás debamos apagar y encender nuevamente el móvil. 6. Al encenderlo, veremos aparecer al lado de la señal de cobertura, si se trata de un Motorola un par de rombos verdes, si se trata de un Nokia aparecerá en esa misma zona una ?G? mayúscula. 7. A partir de ese momento se podrá enviar imágenes por MMS a otro móvil cubano que ya tenga activado el servicio MMS por un costo de 30 centavos el mensaje. 8. También se puede enviar imágenes a un email por el costo de 2,30 CUC. Esta opción resulta de mucha utilidad para mandar imágenes hacia el extranjero. Fuente del texto: http://twitpic.com/2pqktq

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19 de septiembre de 2010
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El Boomeran(g)
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