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Los chinos no nos salvarán

Por 29 de enero de 2008 Sin comentarios

Andrés Ortega

El Foro Económico Mundial de Davo se abrió el miércoles en un clima de pesimismo, ante lo que algunos calificaban de "tormenta perfecta". Se ha cerrado en otro de optimismo sobre la esperanza o convencimiento de que EE UU no entrará en recesión sino en desaceleración. Aunque el  FMI va a revisar sus previsiones a la baja, ha sido un cambio de tono notable. Pero la tormenta no se ha alejado.

El hombre de Davos  (o mujer) ya no es sólo el empresario occidental globalizado, sino también chino, completamente integrado, en general en inglés, como ya hemos apuntado. Mucho ha girado este año el Foro en torno al gigante asiático, demasiado grande para meterlo entre los emergentes, pero aún no potencia con capacidad estructuradora del mundo. El interés viene no sólo por el peso que va tomando esta economía, sino también por la esperanza de que, ante la ralentización -veremos si recesión- de la economía de EE UU, China pudiera ejercer de locomotora alternativa. Y aunque mucho ha cambiado, no tanto. Los chinos no nos salvarán.

La clave está en el decoupling (separación), la posibilidad de que otras economías no se vean arrastradas por los problemas de EE UU, una ficción en los mercados como se ha visto esta semana. Paradójicamente, la palabra la tienen los consumidores americanos, que gastan seis veces más que los chinos e indios juntos. Si reaccionan a los estímulos fiscales, EE UU se recuperará, aunque a medio plazo con graves problemas. Si se deciden a ahorrar, a hacerse japoneses, malo para todos. En todo caso, esta edición del Foro se abrió en un ambiente de pesimismo dominado por la letra R de recesión (en EE UU) y acabó en el optimismo relativo de la ralentización (slowdown).

El impacto de la posible recesión en EE UU en la economía china será "muy grave", pero Pekín, según Yu Yongding, director del Instituto de Economía Mundial de la República Popular, puede estimular la demanda interna, para compensar. Además, el comercio intra-asiático representa un 40% del total de la zona, menos dependiente del exterior. "En el mundo de hoy, la economía china es una parte integral de la economía mundial", afirmó en un mensaje especial Zeng Peiyan, viceprimer ministro de China. "Nosotros en China estamos dispuestos a trabajar con la comunidad internacional para afrontar estos riesgos y retos y contribuir a la estabilidad económica y al desarrollo sostenible en el mundo", dijo. Puede que aumente su producción de cereales y petróleo pero no lo suficiente  para cubrir su demanda interna. O que se plantee un "cambio ordenado" en el valor de su divisa, ya revalorizado un 13% en dos años y medios. China tiene muchos problemas internos, desde la inflación, hasta una insuficiente creación de puesto de trabajo (10 millones al año).

Yu Yongding calcula que en caso de crisis global, el crecimiento chino podría bajar hasta un 6%, lo que para ese país sería una "gigantesca recesión". Y si China pasa de crecer 11,4% a sólo 6-7%, América Latina tendrá problemas. China es clave para América Latina, a la que afectarán también los problemas de EE UU. Y para Europa, pues las importaciones chinas tiran de la economía alemana. India parece tenerlo mejor, al depender menos de su sector exterior. Según el ministro de Finanzas de India, Palaniappan Chidambaram, su país no puede ejercer de locomotora, pero su crecimiento podría pasar de 8,9% a 8%.

/upload/fotos/blogs_entradas/jiang_jianqing_med.jpgCríticas a la falta de democracia o al autoritarismo pragmático en China, ninguna en Davos. Lo que los occidentales ven es un gobierno maduro en la gestión de la economía. Pero los chinos ahora sí le dicen a Estados Unidos que "está enfermo y debe tomarse su medicina", como señaló Jiang Jianqing, presidente del Banco Industrial y Comercial de China, el mayor del mundo, con 16.000 sucursales y 200 millones de clientes. Hasta hace poco se hablaba del "aterrizaje suave o duro" de la economía china. Parece que es la estadounidense la que está realizando antes la toma de tierra forzosa.

Es la primera vez que el mundo que EE UU puede entrar en recesión o en  cuando hay otros motores en la economía mundial, pero ninguno se ha separado realmente de la gran economía. El fenómeno reciente de fondos soberanos que sacan de apuros a grandes instituciones financieras occidentales es una novedad en la que pesa China, pero éstos son mucho menores que los fondos de pensiones  que circulan por el mundo. China tiene 1,8 billones de dólares en inversión en el extranjero. Mucho, pero insuficiente, aunque lo que tiene en bonos americanos sea crucial para EE UU. Todo ello indica una nueva confianza de la región y la creencia, entre los jóvenes de que van a llegar a un status de desarrollados en poco tiempo. Problemas medioambientales aparte, no es tan fácil. Como señaló Chidambaram "la desolación de Occidente no se ve compensada por Oriente". Quizás lo logre en un futuro ante el que Europa no se puede quedar de brazos cruzados. Pero que no es aún el presente.

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Andrés Ortega

Andrés Ortega Klein nació en Madrid en 1954. Es hijo de español (José Ortega Spottorno fundador de Alianza Editorial y de El País e hijo a su vez de José Ortega y Gasset) y francesa (Simone Ortega, autora de 1.080 recetas de cocina). Estudió bachillerato francés en Madrid, se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y posteriormente realizó un Master en Relaciones Internacionales en la London School of Economic (LSE) con una beca de la Fundación March. En Londres inició su carrera periodística como corresponsal para El País, pasando posteriormente a Bruselas donde cubrió el final de las negociaciones de ingreso de España en la hoy Unión Europea.  Durante la primera Presidencia española del Consejo comunitario en 1989, trabajó como asesor ejecutivo para el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. A principios de 1990, pasó al recién creado Departamento de Estudios de la Presidencia del Gobierno encabezado por Felipe González, que dirigió entre 1995 y 1996. Se incorporó entonces a la sección de Opinión de El País como editorialista y columnista. En 2004, se convirtió en el primer director de Foreign Policy Edición Española (FP), publica por la Fundación FRIDE.  Junto a su labor de análisis de la realidad internacional en El País y en FP, ha publicado en numerosos medios especializados en España y otros países y participado en los principales foros. Ha publicado cuatro libros: El purgatorio de la OTAN (1986), La razón de Europa (1994); Horizontes cercanos: Guía para un mundo en cambio (2000) y La fuerza de los pocos (primavera de 2007). En 2002 fue galardonado con el Premio Madariaga de Periodismo Europeo (prensa escrita).

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