
Ficha técnica
Título: Yo te quise más | Autor: Tom Spanbauer | Traducción: Cruz Rodriguez Juiz | Editorial: Random House | Colección: Literatura Random House | Páginas: 448 | Formato: 13,8 x 23 | Encuadernación: Tapa blanda con solapa | ISBN: 9788439730378 | Precio: 23,90 euros
Yo te quise más
Tom Spanbauer
Una profunda historia de amor, sexo y sufrimiento a lo largo de veinticinco años, ubicada entre la América profunda del Idaho rural, la ciudad de Portland y la salvaje metrópolis de Nueva York.
Ben fue un iluso al creer que podría amar a un hombre y luego a una mujer, «dos personas extraordinarias, dos formas únicas de amar, de décadas diferentes, en extremos opuestos del continente», y salir indemne. Hank y Ben establecieron una profunda amistad en el Nueva York de los años ochenta, mientras aprendían a convertirse en escritores. Hank era heterosexual, y Ben, a pesar de haberse acostado con mujeres, un homosexual en toda regla.
En los años noventa, Ben, ya sin Hank y enfermo de sida, se enamoró de Ruth, una de sus estudiantes de escritura creativa en Portland. El día que Hank apareció de nuevo en escena, nada pudo evitar que se cumpliera aquella famosa «regla del tres» según la cual a un trío siempre se le acaba sumando un cuarto o restándosele uno. Y en este caso fue Ben quien quedó fuera.
Siete años después de la publicación de su última novela, Tom Spanbauer vuelve al panorama literario con otro protagonista inolvidable. A través de una narrativa palpitante que transita entre el tono incisivo y la más absoluta ternura, Yo te quise más reafirma a Spanbauer como uno de los autores emblemáticos de las letras norteamericanas.
«Alternando lo patético y lo divertido, la historia de Spanbauer rezuma verdad a cada paso.» Publishers Weekly Starred Review
«Las emociones que saltan como chispas entre estos obstinados personajes a lo largo del libro, por no mencionar las cicatrices abiertas y los sentimientos corrosivos que prevalecen en todo momento, son apasionantes.» Christopher Carbone, Kirkus Reviews
«Spanbauer simplemente desarrolla imágenes, acontecimientos y diálogos sin juzgar, permitiendo al lector llegar a sus propias conclusiones. Si acaso, Yo te quise más proporciona una visión empática de las relaciones bisexuales al considerarlas como algo de lo más natural, quizá la expresión más generosa del amor y la fortaleza.» Lambda Literary
«Inteligente, ingeniosa, llena de generosidad, amor, sabiduría, perspicacia, humildad, entrañas, enamoramientos y «elevación del espíritu»… todo está en Yo te quise más.» Cheryl Strayed, autora de Salvaje
1
EL MARONI
«Tengo que irme, tío» eran las últimas palabras de la última carta que escribí a Hank Christian. En cuanto las escribí supe que eran palabras hirientes. Palabras que podían volverlo en mi contra. A lo largo de los años, veintitrés, Hank y yo habíamos bromeado con ellas, ahora «Tengo que irme, tío» estaba escrito. La vieja letanía en este lugar nuevo y desconocido, se me paró el corazón.
12 de octubre de 2000. Me pasé todo el día con la carta. Preguntándome si debía sonar tan definitiva y para siempre o, a la mierda, arriesgarme y decir algo más, algo ridículo en una ocasión tan ridícula para decirlo: si debía decirle a Hank que dejara de teñirse con Just For Men porque, cuando le daba la luz, el poco pelo que le quedaba parecía lila. Cuando te despides de un ser querido, quizá si dices una tontería, alguna verdad, quizá no deje de quererte.
Al final no le di el consejo sobre el pelo. La de veces que me he arrepentido, que he pensado que debería haberlo hecho, que debería haberle dicho lo del pelo justo después de «Tengo que irme, tío». Quizá las cosas habrían ido de otro modo. Al menos, le habría hecho reír. La risa de Hank. Ese rápido estallido desde las profundidades que le sacude todo el cuerpo. Pero no lo hice.
No mucho después de la carta se casó con Ruth. En Florida vivía a casi cinco mil kilómetros, y va y se casa a tres manzanas de mi casa en Portland, Oregón. Todavía no sé quién fue el padrino. Como en la mayoría de las historias de amor, Hank y yo no empezamos con buen pie. De hecho, lo detestaba. Cada vez que Jeske le preguntaba, lo que ocurría todas las semanas, Hank leía sus frases a la clase y, nunca fallaba, Jeske lo alababa como si Hank fuera el próximo Harold Brodkey, Nadine Gordimer o Louise Glück. Jeske tenía incluso un nombre especial para Hank. Maroni. Así llamaba a Hank. «¡Esta vez te has salido, Maroni! ¡La has clavado, tío! ¡Echad un vistazo a esto, venga!»