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Un cordial saludo

Por 12 de mayo de 2014 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

De la misma forma en que la distancia marca el saludo, y no es lo mismo agitar el brazo desde lejos que una cortés inclinación de cabeza, ni estrecharse las manos que abrazarse al estilo postureo -esto es, palmoteando sonoramente la espalda-, la cultura marca el primer intercambio de miradas entre los seres humanos, determinando la predisposición y el grado de confianza que mediará en el tipo de roce de dos cuerpos. Desde darse la mano, un gesto tan antiguo como la humanidad; a veces blanda y sudorosa, otras puro hueso, clavándote el anillo hasta la tortura, hasta los dos besos, con barba, acné, maquillaje o sudor; besos esquinados que no saben adonde van.
Pero en ellos prende la ilusión amistosa del contacto, además de la tradición que empuja y a pesar de lo innecesario que tantas veces resultan dos besos, acabamos complaciendo la escenificación social del hola o adiós. Porque eso, básicamente, es el saludo. “Un cordial saludo”, se remata en los e-mails como fórmula correcta, la justa distancia para graduar el adjetivo. Atento. Cordial. Afectuoso. “Un saludo” es más seco, de trámite, el mainstream del punto final en los correos y cartas. No tiene por qué ser borde, o desinteresado, venir a decir: “Tú no me interesas, sólo el asunto”, pero a muchos así se les antoja, y aunque no conozcan a su interlocutor se atreven con un contumaz beso o abrazo. Algo que los catalanes distribuyen a conciencia. Los hay que se refugian en el socorrido gracias: un respeto cercano y atento, un gesto de aproximación aunque aún quede por ver si habrá razón para agradecer algo. Pero luego vienen los autóctonos. El tan de bar de autopista “una encaixada”; el anglosajón y a la vez casteller “records”; la miga anarquista del “salut”. O el antifrástico “merci”. “Antifrástico porque tiene un efecto contrario al que pretende, causa rechazo”, me comenta la profesora Anna Caballé, a quien a menudo le voy con esos cuentos. Los catalanes son muy de merci. No tanto por el mercès como por el pegamento francés que quiso adornar costumbres. Afortunadamente, no llegaron los extenuantes tres besos galos, suficiente ya son los dos ósculos obstinados, salivados o rasposos. Beso, una palabra sonora, con belleza interior, más besos que petons, que parecen de juguete, y carecen de la solemnidad o la camaradería del abrazo, aunque abraçada remate mejor. Abrazos es la variante elegida por algunos plumillas. Y últimamente todo el mundo parece empeñado en desear que tengas un buen día, importando las cortesías yanquis.
Pero hoy, a diferencia del tiempo epistolar, nos comunicamos infinidad de veces al día, y resulta absurdo repetir las formas del saludo, que acaban siendo emojis o fotos. Aun así, el insulso “un cordial saludo”, se escribe millones de veces al día, y en su propio vacío caemos en la cuenta de que no somos nadie. Un punto.
(La Vanguardia)

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 tiene una columna de opinión en La Vanguardia. 

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