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Me gusta

Por 26 de noviembre de 2012 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

Cuánto poder encierra ese botón. Basta un clic para anunciar en tu vida on line que ahí dejas tu huella, sin saber muy bien si se trata de manifestar tus preferencias, hacer felices a los demás o tan sólo sacar la patita. Incluso aunque en realidad ese algo no te guste. Cada vez me sorprendo más de las variopintas causas que reclaman un “me gusta”, como si no hubiera otra manera de decir que compartes una idea, que te solidarizas con una campaña o que has ido a ver la misma exposición. No sólo eso, a menudo los comentarios se acompañan de una decena de signos de admiración, algo que ilustra acerca, no sólo del estado de ánimo del emisor, sino de su buenrollismo agotador. A diferencia del mundo real, las comunicaciones on line desbordan alegría. Emoticonos, estrellas, corazones y todo tipo de dibujitos se entrometen ahora entre las palabras escritas a capricho, y, sobre todo, con letras multiplicadas a fin de transmitir mayor intensidad: como si dar las “graciasss” fuera más sentido que “gracias” o “nooo” más tajante que un simple “no”. Los juegos con los signos de puntuación guiñan un ojo en el mensaje como nunca lo harán en el cara a cara. Porque los sentimientos “editados” y envueltos en lazo que se expresan a través de las pantallas pretenden convertirse en una tarjeta de presentación, la de tu identidad digital, que casi siempre pretende ser más virtuosa que la real.
“Me gusta que te guste lo que me gusta”, leo en un amplio artículo de The New York Magazine en el que se analiza cómo ha evolucionado el estado de ánimo de la web desde hace diez años, cuando triunfaban la insidia, el descontento, los incendiarios trolls e incluso los pervertidos. Hoy, en cambio, la web es algo parecido a un hogar y ha mejorado sus modales hasta el punto de edulcorar el lenguaje. No sé qué lo mueve, si una aspiración a la ternura, o a la reputación, el deseo universal de caer bien o simplemente el de enmascarar la nada con palabras agradables.
La gente hoy se felicita por la fotografía de un muffin o se entusiasma al ver la colección de imágenes tomadas en tus últimas vacaciones con una única idea: colgarlas en el muro. “Si no publico las fotos de mis fines de semana, mis amigos se creen que no tengo vida social”, me razonaba una chica de 18 años. Así es: lo que hago en realidad no es tanto por o para mí mismo sino para exponerlo a la mirada ajena.
“Facebook puede haber reemplazado a Disneylandia como el lugar más feliz de la tierra”, afirma Joseph B. Walter, que ha investigado la interacción en internet durante décadas. Y así lo parece a tenor del inmenso regocijo que nos infantiliza con palabras encantadoras y autocomplacientes. Si en verdad la web se ha transformado en nuestro espejo cultural, los imprescindibles buenos modales no deberían excluir ni el ejercicio de la crítica ni los interrogantes. Eso sí, basta con uno.

(La Vanguardia)

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 tiene una columna de opinión en La Vanguardia. 

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