
Ficha técnica
Título: Bestiario | Autor: Guillaume Apollinaire | Traductor: Seve Calleja | Ilustrador: Daniel Tamayo | Editorial: El Desvelo | Colección: Última Thule | Páginas: 80 | Formato: rústica | ISBN: 978-84-946138-9-0 | Precio: 17,00 euros | Fecha: 2017 |
Bestiario
Guillaume Apollinaire
El libro reúne treinta estrofas, casi todas de cuatro versos en dobles pareados en la versión original francesa, y que están dedicadas a Orfeo y a los animales que acompañan su música. El pintor Daniel Tamayo, renunciando al color, vuelve a estampar sus personales trazos y el escritor Seve Calleja adapta literariamente a partir de la versión original. El Bestiario o Cortejo de Orefeo, que Guillaume Apollinaire publicó en 1911 con los grabados sobre madera del pintor Raul Dufy, es buen ejemplo de su estilo simbolista y de su devoción por la cultura medieval, con sus contantes referencias al lenguaje de los animales, tanto en la literatura como en el arte.
El mito de Orfeo y los bestiarios
Si buscamos en el diccionario los términos bestiario («colección de fábulas, referentes a animales reales o fantásticos) y cortejo (conjunto de personas que forman el acompañamiento de una ceremonia) y los asociamos ambos a la figura de Orfeo (el hijo de Apolo, dios de la música, a quien su hermano Lino le entregó su lira fabricada por Hermes con el caparazón de una tortuga. Capaz de apaciguar y enamorar con su música, muchos mosaicos grecolatinos lo representan amansando a las fieras con su música), nos encontramos con un con junto de animales que, cada cual en su relato, trenzan el mosaico en el que un semidiós convoca a su alrededor a un conjunto de personajes fabulosos, cuyas historias conforman un sugerente mosaico. Y eso es esta obra, cuyo autor carga de un sentido simbólico para que el lector lo desentrañe, según sea su código moral, pues es sabido que los animales de las fábulas, que en el mundo cristiano ejemplifican la creación del mundo y, desde la E. M., guardan relación con las virtudes y los vicios humanos, como podemos advertir en los capiteles, los códices y la antigua obra pictórica.
El bestiario, por tanto, es una referencia al lenguaje simbólico de los animales en la literatura y el arte cristianos de occidente. Y así los descubrió y luego recreó Guillaume Apollinaire, en cuya obra la Torre Eiffel se hace imponente pastora de un rebaño de puentes; los autobuses se transforman en mansos bueyes; la fidelidad se representa en el dogo; la peligrosa belleza femenina, en una pantera, cuando no en la mansedumbre de una gallina, y el hombre-caballo relincha de amor ante ella. La presencia de la mujer, tan reiterada, se reconoce en las sirenas, asociadas a la música.