
Ficha técnica
Título: Noviembre y Febrerito | Autor: Jordi Soler | Ilustraciones: Santi Moix | Editorial: Malpaso | Páginas: 62 | Formato: 14 x 21 cm | Presentación: Tapa dura | ISBN: 978-84-15996-28-6 |Precio: 17,50 euros
Noviembre y Febrerito
Jordi Soler
Un gigante diminuto y su voluminoso hermano bajan de las montañas para conocer el mundo de las personas normales. ¿Qué les sucederá? Podréis leerlo en esta fabulosa historia.
Los gigantes de verdad viven en lo alto de las montañas porque son unas enormidades benignas que no quieren espantar a los pequeños humanos, pero bajan un día al añoa celebrar el carnaval, cuando se confunden con los gigantes de mentira que danzan por las calles del pueblo. Febrerito, sin embargo, tiene un tamaño ordinario entre los hombres y minúsculo entre los gigantes. Como también tiene arrojo y muchas ganas de conocer mundo, decide dirigirse a la ciudad, donde tantas maravillas ocurren. Lo hará con su hermano Noviembre, cuya fuerza colosal lo convierte en un trabajador sin duda extraordinario y a todas luces muy productivo. Conviene, no obstante, que tanta luz no delate su magnitud, de modo que llevará a cabo descomunales faenas sólo por la noche y en edificios bien tapados con una lona. Así arranca este entrañable y divertido relato escrito por Jordi Soler e ilustrado por Santi Moix (ambos gigantes en sus respectivos campos).
«Diles que son cadáveres es buenísima, demasiado buena para que lo aplaudan en España.» Enrique Vila-Matas
«Una imaginación mágica y arrolladora.» Jorge Semprún
«Una novela conmovedora, genial, abrumadora, lírica, entrañable y brutal.» Ricardo Pohlenz, Reforma
«Un libro memorable.» J. A. Masoliver Rodenas, La Vanguardia
«Un narrador fuera de serie.» Delphine Peras, Lire
«Una narración vertiginosa.» Frédéric Vitoux, Le Nouvel Observateur
PÁGINAS DEL LIBRO
1
Noviembre era un gigante que vivía en el bosque. Sus padres eran gigantes, y también lo habían sido sus abuelos, sus bisabuelos y, hasta donde se sabía, todos sus antepasados.
Todos eran gigantes en la familia de Noviembre excepto Febrerito, su hermano mellizo, que era de talla normal.
Esta familia vivía en lo alto de una montaña, en una aldea con otras familias que eran también de gigantes, tenían casas enormes, con camas y mesas y sillas muy grandes, y también unos vasos voluminosos que Febrerito debía coger con las dos manos, y unos tenedores muy largos que podían servirle de bastón.
Como todo era demasiado alto para él y todo le quedaba demasiado lejos, Febrerito se pasaba el día pidiéndole a Noviembre, su hermano, que lo ayudara a subir a tal sitio o que le alcanzara alguna cosa o de plano que lo llevara en brazos cada vez que le daba pereza caminar.