Iván Thays
Tilman Rammstedt
El alemán Tilman Rammstedt, de 35 años y premio Ingeborg-Bachmann, se estrena en castellano con la novela Nos quedamos cerca, editada en Argentina por Eterna Cadencia. La reseña en ADN Cultura habla de ?una especie de viaje iniciático, pero no ya como pasaje de la infancia a la adultez, según el modelo tradicional, sino de la adolescencia tardía, demorada y a veces fatalmente eterna a una adultez incógnita y sin referentes?.
Dice la reseña:
En la novela del alemán Tilman Rammstedt, Nos quedamos cerca , el timón de la narración lo lleva Félix, un médico que roza la treintena y que cuenta en primera persona la historia de su amistad amorosa con Katharina y Konrad. El relato arranca en un punto climático cercano al desenlace: tres años después de haberse desbaratado el triángulo que los unía, Félix y Konrad reciben la invitación de Katharina a su inminente boda con un tal Tobías Ottensen. Los despechados vuelven a ponerse en contacto y deciden viajar de Berlín a Hamburgo para secuestrar a su antigua amiga y llevársela lejos, en auto, hasta un lluvioso balneario de la costa normanda. Se trata de una jugada inconsistente y desesperada, y la imprecisión del móvil va quedando en evidencia a medida que pasan los días y se acerca la fecha del casamiento, entre reproches silentes, acercamientos extemporáneos y paseos por la playa. Katharina no desespera, pero al mismo tiempo querría saber cuál es el plan de sus captores, sus condiciones, o al menos el precio simbólico que debería pagar por su propio rescate. Detenido en punto muerto en ese presente cuasi delictivo que quema como una papa caliente, Félix llena las lagunas del pasado y nos cuenta el origen y apogeo del triángulo romántico, cuando Konrad y él compartían a Katharina, aparentemente, en una perfecta y dichosa entente cordiale . Sin embargo, como también la verdad está cautiva de la primera persona de la narración, poco a poco nos enteramos de que el acuerdo no era tan cordial y de que Katharina funcionaba como hábil mediadora entre los varones, dosificando la información que recibían y manejando los hilos de la trama. Los detalles escabrosos nunca llegan y el morbo del lector se ve, quizá felizmente, frustrado. De vuelta al presente, la vaguedad de propósito de los secuestradores conduce a un final igualmente vago, regreso a Alemania mediante, pero la excusa argumental sirve de sostén para el desarrollo de tres personajes marcadamente generacionales, una especie de análisis etario, aunque circunscripto a las manadas despreocupadas de jóvenes adultos europeos que pueden desaparecer de sus lugares de trabajo durante diez días sin que pase nada, al menos según esta novela.