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ADULTEROS

Por 26 de agosto de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

Termina el mes. Nos quedan en la memoria muchos largos días sin hacer nada demasiado, un placer. No nos hemos librado de pensar, ni de leer. Hemos reído y escuchado músicas entre amigos. Disfrutado en las playas del Morrazo, apenas hemos salido del Morrazo que sigue siendo nuestra patria preferida de tantos veranos. También hemos leído. De algunas lecturas iré dando cuenta. De dos novelas paralelas lo haré ahora mismo. No tienen mucho, casi nada que ver en cuanto a estilo, intenciones y personajes y sin embargo se me enredan, se me parecen. Una es de un médico convertido en escritor, Jed Mercurio. Creo que será un best seller su novela sobre la vida privada- y algo de la vida pública- del más seductor de los presidentes americanos, John Fitzgerald Kennedy, casado con una mujer tan encantadora como elegante, Jacqueline Bouvier Kennedy, con Onassis ya fue otra cosa. Ella sabía de hombres, tuvo dos complicados y complejos hombres como pareja. Dijo que "los hombres son una combinación de cosas buenas y malas". Lo suyo no era la complejidad del pensamiento. Eso les pasa a los hombres, las mujeres, los gatos o a las lagartijas.

La novela "Un adúltero americano", es sobre todo una excursión por la imparable y compulsiva necesidad de aventuras sexuales de su marido. Una vida sexual llena de encuentros efímeros, de un obsesivo deseo de hacer el amor con casi todas las mujeres que se cruzaron en su vida. Parece que estuvo muy enamorado de Jacqueline, pero no impidió sus rápidos encuentros con Marilyn Monroe y otros cientos de mujeres de toda condición, edad o cultura. Generalmente las prefería jóvenes y no enamoradizas. Quería encuentros de usar y tirar, aunque algunas excepciones hubo en su imparable vida sexual. Un adúltero sin fisuras.

"Las jóvenes hermosas a veces recompensan con sexo la posición o los méritos de los hombres, y nuestro hombre lo considera un tributo adecuado y lo recibe con mayor gratitud que una medalla al civismo. Es una costumbre que él cuestiona sólo ocasionalmente, puesto que cuando es él el beneficiario lo considera una transacción natural, apropiada y pertinente. Hombres sobresalientes en el comercio o las artes a menudo reciben los favores de una joven admiradora, aunque no poseen la prestancia del presidente y aunque a menudo se engañen creyéndose dotados de un carisma corporal o espiritual, como si su opulencia y su poder o ambas cosas no tuvieran nada que ver con la transacción"

¿Un mecánico de la Ford tan atractivo como el presidente Kennedy o un empleado de banca hubieran tenido las mismas posibilidades de ser un adúltero cotidiano? Lo dudo pero cuando se tiene mucha afición tanta, siempre se encuentran voluntarias, creo.

La otra novela, también de un confeso adúltero, pero de un libertinaje mucho más complejo, mucho más evolucionado e interesante en sus relaciones, en sus gustos, en sus motivaciones, sin dejar de reconocerse en el lujurioso, egoísta y vanidoso, que tantos hombres llevan dentro, es la historia inventada de Raphael Haffner, un rico judío que recuerda su vida, y vive su momento, en un balneario de los Alpes. Está escrito por Adam Thirlwell, y es una gran novela. Llena de irónica melancolía, de alegrías y tristezas del sexo, de la carne. "Todos los álbumes de fotos son tristes, cada uno a su manera". Ciertamente hay una mirada de carencia sentimental cuando vemos esas fotos dónde parecemos felices, dónde fuimos tan jóvenes, antes de ser adúlteros.

¿Habrá hombres interesantes que no  hayan sido adúlteros? Llevo pensando unos días. No recuerdo a nadie que no sea Manuel de Falla. Tengo que revisar mi catálogo de adúlteros y adulterios. Naturalmente estoy hablando de los demás. Yo no juego en esa liga.

P.D. Como siempre tienen razón los otros, aunque sean extraterrestres. la novela de Thirlwell se llama "La huida", en Anagrama, la misma editorial que la de Mercurio.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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