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Bajo los cielos de Asia

Javier Fernández de Castro

 

Una de las verdades inconmovibles  que rigen en el mundo de la edición es la referente a  lo poco que vende la literatura deportiva. "Si ni siquiera los libros de fútbol tienen éxito", parece rezar la máxima que todo editor guarda en un cajón para ahuyentar a los intrusos, "¿cómo pretende usted que le publique ese libro que encima está dedicado a un deporte que ni quiera es mayoritario?".

Una primera aclaración: en la inmensa mayoría de casos, cuando alguien habla de  "literatura deportiva" se está refiriendo a esas autobiografías (que mejor debieran llamarse autohagiografías) supuestamente escritas por algún deslumbrante astro del balón pero que por lo general suelen ser unas remembranzas de infancia  dictadas a un periodista anónimo (el famoso negro) y cuidadosamente despojadas de cualquier circunstancia escabrosa que pueda afectar negativamente a la imagen pública del astro en cuestión y dañar de paso sus fabulosos contratos publicitarios.

                Bueno seria poder decir ahora que el reiterado fracaso de esos edulcorados productos de marketing se debe a que el público al que van dirigidos posee criterio propio y no se deja engañar. Pero qué va, y el nivel intelectual del aficionado medio nunca ha sido objeto de admiraciones y orgullos. Lo que ocurre es que la llamada "literatura deportiva" se rige por unos parámetros que nada tienen que ver con las cifras astronómicas que mueven los astros del balón. Y aunque estoy muy lejos de ser un especialista en libros sobre deporte, tengo la certeza de que gente como Nick Hornby, Ryszard Kapuscinski,  Eduardo Galeano, Manuel Vázquez Montalván u Osvaldo Soriano (autores todos ellos de libros con temática de fútbol ); Javier García Sánchez (ciclismo) y Reinhold Messner, Jon Krakauer o Roger Frison-Roche (todos ellos escritores de temas de montañismo y el último pionero del género con aquella entrañable novela titulada El primero de la cuerda y que todavía se puede encontrar en la edición de Barrabés) son nombres que cualquier editor incluiría gustoso en su catálogo porque no sólo no son ningún desdoro (más bien al revés) sino que venderán aproximadamente lo mismo que vendan los demás.

            Lo que importa, en definitiva, es ofrecer libros de calidad con independencia del calificativo que se les pueda añadir, y en esa línea va la colección que Saga Editorial tiene ahora mismo en las librerías, y que es una apuesta tan arriesgada como meritoria. Casualmente, su punta de lanza es Bajo los cielos de Asia, de Iñaki Ochoa de Olza. Este montañero navarro, que ya figuraba en la élite de su profesión, murió en 2006 cuando descendía del Annapurna y las dramáticas circunstancias que rodearon su muerte le dieron una notoriedad que volvió a resurgir cuando, mediada la temporada 2009-2010, Josep Guardiola utilizó su figura para inculcar a los jugadores del F.C. Barcelona las virtudes del espíritu de lucha llevado hasta sus últimas consecuencias o las ventajas de la solidaridad y compañerismo. El libro está claramente escrito por un no profesional, pero en cambio refleja bien la talla moral y la peculiar visión de la  vida de ese hombre al que la muerte le impidió completar el siguiente proyecto: llegar desde Pamplona al pie del Everest en bicicleta, subir y bajar la montaña más alta del mundo y volver a casa caminando. No obstante, lo simpático de esta aventura editorial es que en lugar de limitarse a un género de probada raigambre (el montañismo) apuesta igualmente por el fútbol con un título Scunthorpe hasta la muerte, de ïñigo Gurruchaga, basado no en una estrella mediática sino en un obrero del balón llamado Álex Calvo-García cuya trayectoria deportiva transcurrió íntegramente en equipos ingleses de tercera división; en otro de los títulos, No querían ganar, Jorge Nagore sigue día a día aquel curioso Tour de 1983 ganado por quien menos se esperaba (Laurent Fignon), y otro más, El tercer tiempo, de Albert Turró, está íntegramente dedicado a un deporte en España tan minoritario como es el rugby y que sin embargo en Francia y Gran Bretaña, y no digamos en Australia y Nueva Zelanda, sus figuras se encumbran hasta alturas que para sí querrían sus futbolistas. Si resulta ser cierto que lo importante es ofrecer calidad, el acierto será total.

 

 

Bajo los cielos de Asia

Iñaki Ochoa de Olza

Saga Editorial  

               

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Javier Fernández de Castro

Javier Fernández de Castro (Aranda de Duero, Burgos, 1942- Fontrubí, Barcelona, 2020) ejerció entre otros los oficios de corresponsal de prensa (Londres) y profesor universitario (San Sebastián), aunque mayoritariamente su actividad laboral estuvo vinculada al mundo editorial.  En paralelo a sus trabajos para unos y otros, se dedicó asiduamente a la escritura, contando en su haber con una decena de libros, en especial novelas.

Entre sus novelas se podrían destacar Laberinto de fango (1981), La novia del capitán (1986), La guerra de los trofeos (1986), Tiempo de Beleño ( 1995) y La tierra prometida (Premio Ciudad de Barcelona 1999). En el año 2000 publicó El cuento de la mucha muerte, rebautizado como Crónica por el editor, y que es la continuación de La tierra prometida. En 2008 apareció en Editorial  Bruguera,  Tres cuentos de otoño, su primera pero no última incursión en el relato corto. Póstumamente se ha publicado Una casa en el desierto (Alfaguara 2021).

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