
Ficha técnica
Título: Accidente | Autores: Max Frisch · Uwe Johnson | Traducción: Eva Scheuring | Editorial: errata naturae | Colección: El Pasaje de los Panoramas
| Género: Novela | ISBN: 978-84-15217-32-9
| Páginas: 112 | Formato: 14 x 21,5 cm. | PVP: 14,90 € | Publicación: 11 de febrero de 2013
Accidente
Uwe Johnson
Este libro reúne dos variaciones sobre un mismo tema, firmadas por dos grandes figuras de la literatura alemana: Max Frisch y Uwe Johnson, dos escritores que llevaron su amistad hasta lo literario y que «ampliaron» sus conversaciones hasta construir esta obra maestra breve pero fundamental.
En «Apuntes de un accidente», firmado por Frisch, el protagonista, Viktor, conduce con su pareja, Marlis, por la Provenza francesa. Están de vacaciones: comen aquí o allá, se detienen a leer la guía Michelin, visitan restaurantes, van de compras, charlan, discuten… y sufren, claro está, un accidente de tráfico.
La «respuesta» de Uwe Johnson -el texto que escribe como homenaje a Max Frisch en su setenta cumpleaños- da un giro de tuerca al título anterior y se convierte en «Apuntes de un accidentado»: el accidentado es, ahora, el escritor Joe Hinterhand, que asesina a su mujer porque, presuntamente, llevaba años traicionándolo… Un texto acusatorio que deja entrever la doble traición, amorosa y política, de la que fue víctima el propio Johnson en la vida real.
La fascinante relación de ambos textos, que ejercen de oscuro espejo el uno del otro, construye al fin un texto único con un poder de sugerencia y de magnetismo inigualable.
APUNTES DE UN ACCIDENTE (I)
Él tenía la preferencia, por lo tanto no tenía culpa alguna. El camión con remolque entró en el vial desde la izquierda, poco antes de Montpellier. Era mediodía, con sol, poco tráfico.
Ella lleva el pelo corto, rubio, pantalones con cierre metálico y un cinturón ancho, también unas gafas violetas estilo pop. Tiene treinta y cinco años, es de Basilea, tiene chispa. Se conocen ya desde hace un año.
Su pregunta «¿O quieres que conduzca yo?» no es lo último que dice antes del accidente (como él pensaría más tarde); a lo largo del viaje ha pronunciado esta frase repetidas veces.
En Aviñón, a solas en el cuarto de baño, que cierra con llave aunque ella esté aún dormida, se ha decidido: ¡así no seguimos! Se lo dirá en el desayuno (sin malas palabras): «¡Volvamos! Es más sensato».
Lo conoció en el Hospital Municipal: es el médico a quien, digámoslo así, debe la vida; por él se encuentra en trámites de divorcio.
Noches de cama, con las subsiguientes visitas al románico o al gótico, cada día como un examen: la historia de los papas, por la sola razón de encontrarse ahora en Aviñón… Le encanta preguntar cosas que él no sabe, o sólo sabe a medias, lo que le hace sentirse inseguro. El porqué el Papa emigrara en el siglo XIV a Aviñón podría consultarlo en caso de interesarle de verdad. Pero no se trata de los papas. Después, en la cama, le devuelve la seguridad.