Clara Sánchez
He tenido ocasión de comer en algún restaurante cuyas paredes transparentes dejaban ver el agua del mar y en ella, iluminados por poderosos focos, desplazándose peces de formas y colores variados mientras los comensales paladeábamos un pescado exquisito. Con un propósito más científico este otoño va a inaugurarse o se ha inaugurado ya en Cartagena (Murcia) el Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA en el que se exhiben importantes colecciones de obras arqueológicas, rescatados de los fondos de los mares, restos que datan desde la época de los fenicios hasta el siglo XIX. La institución depende del Ministerio de Cultura y tiene como finalidad no sólo presentar un ambicioso programa expositivo, sino también el objetivo de proteger, investigar, conservar, documentar y difundir el patrimonio cultural español sumergido, que es uno de los más importantes del mundo. Este museo bajo el agua se suma a los centros arqueológicos subacuáticos de Catraluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana. El ARQUA de Cartagena no va a limitarse a la función de exhibición de unos fondos, sino que va a disponer de una biblioteca, de un archivo documental y de un espacio para que los investigadores estudien la vida bajo el mar. España, un país rodeado de mar por todos sus extremos, salvo por uno que nos une con Europa, hace bien en recuperar y exhibir lo que proporciona el fondo de sus mares, como hace bien en rescatar todo lo que se encuentra enterrado debajo de su suelo.