Javier Rioyo
A veces se hace justicia. No es tan frecuente. Normalmente los premios se dan a la contra. También los poetas son seres envidiosos. Tienen fobias y filias. Son humanos, a veces, terriblemente humanos.
Hoy unos poetas, que también era jurado, han dado justamente el Premio Nacional de Poesía a un libro de Joan Margarit: Casa de misericordia. La poesía, dice Margarit, una especie de casa de misericordia. ¿Recuerdan lo que eran las casas de misericordia?
Un poema, él último de su libro, es un rincón de esa casa.
"El malecón:
Un hombre en pie delante de la dársena.
Después del temporal, asumidas las pérdidas
y amarrados los grandes y erráticos dolores,
el puerto es el mejor lugar para esperar.
El puerto es como él: en su interior,
Enormes, reposados, mar y barcos."