Javier Rioyo
En la entrevista de Juan Cruz a George Steiner- la semana pasada en El País Semanal– se dicen muchas cosas brillantes, inteligentes, divertidas, irónicas y hasta provocadoras. Una delicia leer a Steiner -aunque su último libro, sus libros que nunca escribió, sus alardes eróticos y otras historias privadas no sean lo mejor de su obra- con esa agudeza de vida y obra, con esa máxima que hace suya tomada de Samuel Beckett: "Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor". Un sabio que sabe que no es fácil ni la vida, ni la cultura, pero que merecen la pena.
Hace años en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes, me extrañaron sus alabanzas a Harry Potter, su optimismo con respecto a que millones de adolescentes estuviera leyendo ese libro. Ahora se arrepiente, duda de aquello que dijo. No está seguro, más bien todo lo contrario, de que después vayan a leer La isla del tesoro o Los viajes de Gulliver. Se equivocó en su apreciación. Es sabio y reconoce su error.
Los sabios también son humanos llenos de errores, desconocimientos y opiniones discutibles, incluso poco reflexionadas o estúpidas. Habla Steiner de las tonterías que el genial escultor Henry Moore decía cuando hablaba de política. Más o menos las tonterías que George Steiner al descalificar, ignorar, ningunear lo que desconoce. Su ignorancia y menosprecio a la lengua gallega sólo puede ser hijos de su falta de conocimientos. No tiene ni idea y desprecia lo que ignora.
Muchos amigos gallegos, y no gallegos, están enfadados con ese desprecio a la lengua y esa incorrecta información sobre la realidad de la universidad y el idioma gallegos por parte del sabio judío. No hay que enfadarse, creo. Lo mejor sería invitar a Galicia una temporada a Steiner. Un sabio como él, un lector tan agudo, un crítico tan sensible, estamos seguros cambiaría su opinión sobre el gallego y sus cultura. Sobre la escritura en gallego desde Alfonso X hasta nuestros días. No seremos nosotros los que hagamos el escrutinio de la literatura en gallego, pero ahí está.
El Ministro de Cultura, el gallego César Antonio Molina, poeta, ensayista y periodista debería hacer de puente entre esa cultura que conoce tan bien y que tanto desconoce su amigo George Steiner. Que el sabio pruebe otra vez. Que fracase otra vez. Que fracase mejor.