Clara Sánchez
A discriminar a alguien por el color de la piel se llama racismo. A discriminar a alguien por su procedencia social y no por sus conocimientos y preparación: clasismo. Discriminar a una mujer por cuestión de sexo o género: machismo. Discriminar a los homosexuales, sean hombres o mujeres: homofobia.
¿Y cómo se llama rechazar, discriminar, apartar e infravalorar al prójimo por su edad? A los cincuenta años, en esta sociedad de viejos que es España, ya se es viejo, lo que no deja de ser una paradoja. Estamos creando tanta frustración, tanto jubilado prematuro y tanta ansiedad por aprovechar el corto tiempo activo laboralmente hablando (con suerte a los treinta se puede dejar de ser becario y a los cincuenta ya se está sentado en un banco del parque), que nadie se va a tomar la molestia de aprender nada en serio porque cuando ya esté en posesión plena de tales conocimientos le darán una patada en el culo.